TERREMOTO, LA LIGUA, 28 DE MARZO DE 1965





28 marzo 1965, Terremoto LA LIGUA

28 de marzo de 1965. Antes de cumplir el presidente Eduardo Frei Montalva su primer año de gobierno, sobrevino otro terremoto que esta vez afectó la zona central del país.
Al mediodía un violento movimiento sísmico hizo que la población de Santiago saliera atropelladamente a las calles. Se detuvieron los ascensores en los edificios, cayeron muchas cornisas, se agrietaron las casas y se cortó la corriente eléctrica. El sismo afectó a las provincias de Santiago, Valparaíso, Aconcagua y Coquimbo.
Valparaíso y Viña del Mar sufrieron los peores daños.
Cerca del pueblo de Nogales, un caserío o campamento llamado El Cobre desapareció bajo una gruesa capa de relaves pereciendo muchas personas.
El terremoto tuvo una característica: en apariencia los daños no fueron muchos, pero en realidad superaron los US$ 150 millones, por lo que se conoció como el terremoto hipócrita.
FUENTE CONSULTADA: Prensa y Diccionario Histórico de Chile, publicado por Las Ultimas Noticias de Santiago

El domingo 28 de Marzo de 1965 a las 12:33 horas, un terremoto de magnitud Richter 7.6 grados (con Intensidades de Mercalli entre VI y IX) se dejó sentir entre las provincias de Copiapó por el norte y Osorno por el sur, e incluso pudo ser percibido en Mendoza y Buenos Aires por el oriente.
El epicentro se ubicó en las coordenadas 32°33'' de latitud S y 71°10' de longitud W, esto es, muy cerca de las ciudades de La Ligua y Petorca, V Región (en la entonces provincia de Aconcagua). El hipocentro se habría localizado a 50 o 60 km de profundidad.
En Santiago fue de Intensidad VII e interrumpió las comunicaciones por cerca de 60 minutos.
La situación más grave se produjo en el tranque de relaves EL COBRE de la mina El Soldado, perteneciente a la compañía Disputada de Las Condes, ubicado a unos 10 kms del pueblo de La Calera, cerca de la hacienda El Melón.
En este lugar, y al parecer con el primer remezón del sismo, el tranque cedió originando una avalancha de 10 millones de metros cúbicos de fango, ácidos y residuos minerales provenientes de la mina. El aluvión bajó a una velocidad de 40 km/h y a los 15 minutos del sismo estaba cubriendo para siempre, con una capa de entre 2 y 5 metros, el pequeño e indefenso poblado, habitado por unos 150 a 200 mineros y agricultores, de los cuales sobrevivieron no más de 10, encontrándose posteriormente unos 35 cadáveres. El resto quedó literalmente bajo una tumba de material que rápidamente se solidificó de unos 10 kms de largo y 500 m de ancho. El tranque no contaría entonces con defensas apropiadas para eventuales derrumbes y sólo algunos sacos de arena, según reportes de la época, resguardaban a la población.
Varios otros tranques de relave mineros cedieron con este sismo (Los Maquis, Cerro Negro, Bellavista, La Africana, El Cerrado y La Patagua), afortunadamente sin cobrar vidas humanas.
En Caimanes y Guangualí no quedaron viviendas útiles. Petorca, Chincolco, Cabildo y La Ligua resultaron dañadas en un 80 a 90%, registrándose 2 muertes en esta última localidad.
También hubo dos muertes en Rinconada y una en Los Andes. Catapilco y Catemu sufrieron asimismo grandes daños. Zapallar y San Felipe resistieron un poco mejor el sismo.
El adobe, material mayoritariamente usado en las construcciones de esta zona, facilitó la acción del terremoto. En el cerro La Campana, cerca de Quillota, cuatro excursionistas del Club de Montaña Valparaíso fallecieron al ser aplastados por el derrumbe de la ladera de un cerro.
Llay Llay y los cerros de Valparaíso quedaron también con graves daños en sus construcciones.
El suministro de electricidad y agua potable estuvo suspendiso por varios días en casi todos los pueblos mencionados. En Santiago murieron otras dos personas.
Como siempre, la ayuda internacional llegó generosa. Primero de Bolivia y Argentina y luego de Holanda, Francia, EE UU, México, Alemania, España y Camerún.
La ayuda nacional se recolectó mediante el esfuerzo voluntario de universitarios, iglesias, Cruz Roja y diversas entidades de servicio público. Se dispuso de vuelos de LAN y trenes de FFCC (ambas estatales, a la sazón) en una cruzada de solidaridad.
Como hechos positivos de este sismo, se estableció por primera vez la facultad presidencial de determinar "zonas de catástrofe" frente a desastres para agilizar la ayuda a la comunidad.
Se regularon las normas legales sobre "muerte presunta" y se definió el concepto de "damnificado". Surgió entonces, la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI).
- RESUMEN de daños en VIVIENDAS (% porcentaje de casas con problemas estructurales)
Illapel 65%, Salamanca 90% de 532 casas, Los Vilos 20%, Caimanes 100%, Guangualí 100%, Petorca 80%, La Ligua 80% (2víc), Cabildo 80%.
Daño importante Zapallar, Catapilco, Catemú, San Felipe, Los Andes (1víc), Rinconada (2víc).
Gran daños en Llay Llay, Quillota, Co La Campana (4víc), Quilpué, Valparaíso, Stgo (2víc).
FUENTE: Catástrofes en Chile 1541-1992, Rosa Urrutia y Carlos Lanza, Editorial La Noria 1993

EL TERREMOTO DE 1965 EN CHILE

En 1965, durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, el 28 de marzo un movimiento telúrico afectó la zona central del país. A eso del mediodía, un violento temblor hizo que la población de Santiago saliera atropelladamente a las calles. Los ascensores de los edificios se detuvieron al cortarse el suministro eléctrico, se cayeron muchas cornisas, se agrietaron las casas.
En Valparaíso y Viña del Mar se registraron los daños más grandes. En otro sector, cerca del pueblo de Nogales, un caserío, llamado "El Cobre", desapareció bajo una gruesa capa de relaves, pereciendo muchas personas. En apariencia, este temblor no causó muchos daños, sin embargo, éstos alcanzaron un valor de ciento cincuenta millones de dólares. Por ello se le conoce como "el terremoto hipócrita".
El domingo 28 de Marzo de 1965 a las 12,33 horas, un terremoto de Magnitud Richter 7.6 y de Intensidades de entre 6 y 9 grados en la escala de Mercalli se hizo sentir desde la provincia de Copiapó por el norte y hasta Osorno por el sur e incluso fue percibido en Mendoza y Buenos Aires en Argentina.
El epicentro se ubicó en las coordenadas 32°33'' de latitud S y 71°10' de longitud W, esto es, muy cerca de las ciudades de La Ligua, Cabildo y Petorca de la V Región norte que por entonces pertenecía administrativamente a la provincia de Aconcagua con su capital en San Felipe.
El hipocentro se habría localizado a 50 o 60 km de profundidad.
Recuerdo que nos habíamos venido desde Petorca a Cabildo con mis padres y hermanos a vivir a la casa de mi abuela paterna buscando un mejor futuro.
Tenía casi ocho años y vivíamos muy cerca del Escuela Nº 5 por la calle del Cerro que le llamaban. Aquel día domingo jugábamos con otros niños familiares de la cuadra. De pronto entró una neblina espesa sobre el pueblo, como es tradicional, pero esta era como humo o tierral, tenía algo raro y fuera de lo común. Paramos el juego y nos sentamos en la solera de la vereda frente a la casa de mi abuela. Era ya casi la hora del almuerzo cuando sentimos un estruendo y un remezón horroroso e interminable. Nos abrazamos entre algunos niños llorando de pavor y viendo como en la calle y la vereda se abrían inmensas grietas que pensábamos que nos iba tragar la tierra. También veíamos como las casas de adobe se desplomaban y caían al piso. La tierra temblaba y bramaba de una forma feroz, fueron segundos interminables.
Nuestros padres corrían despavoridos gritando, los niños, los niños y el sismo no paraba.
Estábamos todos aterrorizados, luego que pasó el temblor se fue la neblina y pudimos ver los graves daños provocados por el terremoto. Las calles con inmensa grietas daban miedo.
La casa de mi abuela sin techo, las paredes trizadas, el revoque de cemento se había caído casi todo, los escombros estaban desparramados por todos lados que casi impedían caminar. Las camas, el patio, todo parecía que había sido bombardeado como en una guerra. Mi abuela entre sollozos gritaba falta el Jaime, que es mi tío, no lo encontrábamos por ningún lado, hasta que de pronto se sintieron gritos llorosos desde el baño. Este era de pozo negro con madera y se había hundido casi hasta la mitad junto con mi tío. Allí estaba el pobre afirmadito a la taza del inodoro, el terremoto lo había encontraron ahí justo haciendo sus necesidades.
Otro detalle que recuerdo patente es que las ollas de la comida, que ese día era cazuela, estaban llenas de cascajos terrones que cayeron desde las paredes y el techo, en definitiva todo era un gran desastre producto del terremoto más grande que había azotado a casi medio país.
Los pueblos de Petorca, Chincolco, Cabildo y La Ligua resultaron dañados en un 80 a 90% de su construcción, registrándose dos muertes en esta última localidad.
También hubo dos muertes en Rinconada y una en Los Andes. Catapilco y Catemu sufrieron asimismo grandes daños. Zapallar y San Felipe resistieron un poco mejor el sismo.
El adobe, material mayoritariamente usado en las construcciones de esta zona, en aquella época, facilitó la acción del terremoto que causó pánico y terror entre los habitantes de estos pueblos rurales y mineros.
Como hechos positivos de este sismo, se estableció por primera vez la facultad presidencial de determinar "zonas de catástrofe" frente a desastres para agilizar la ayuda a la comunidad. Se regularon las normas legales sobre "muerte presunta" y se definió el concepto de "damnificado". Surgió entonces la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI).
La ayuda nacional se recolectó mediante el esfuerzo voluntario de universitarios, iglesias, Cruz Roja y diversas entidades de servicio público. Se dispuso de vuelos de LAN y trenes de FFCC, ambas empresas estatales, en una cruzada de solidaridad.
Como siempre, la ayuda internacional llegó generosa. Primero de Bolivia y Argentina y luego de Holanda, Francia, EE UU, México, Alemania, España y Camerún. Se calculó en U$ 211.149 y 57.575 marcos.
En Cabildo se instaló un hospital de campaña frente al Hospital local que resultó totalmente destruido. Allí personal militar y de la Cruz Roja junto a personal del Hospital de Cabildo atendía a los múltiples heridos y enfermos, además de iniciar una campaña de vacunación contra las infecciones.
Mientras las autoridades municipales hacían el relevamiento de los daños, repartían frazadas, alimentos, carpas y materiales para apuntalar algunas casas. Daba pena ver como aquellas viviendas que eran de dos pisos, especialmente aquellas de la avenida Humeres quedaron casi totalmente destruidas.
Luego de un tiempo vino la reconstrucción de la ciudad y se proyectó la población Nueva Cabildo en terrenos con plantaciones de tunales y olivos del hacendado Juan Wencke que se ubicaba pasando la calle del cementerio.
Como nuestra familia estaba en la lista de afectados "damnificados" y vivíamos como allegados nos tocó un sitio en dicha nueva población que se construyó bajo el sistema de autoconstrucción en gran parte.
Pero en otras ciudades los daños fueron muy superiores y trágicos dejando muchas víctimas fatales. La situación más grave se produjo en el tranque de relaves El Cobre de la mina El Soldado, perteneciente a la compañía Disputada de Las Condes, ubicado a unos 10 km del pueblo de La Calera, cerca de la hacienda El Melón. En este lugar, y al parecer con el primer remezón del sismo, el tranque cedió originando una avalancha de 10 millones de metros cúbicos de fango, ácidos,y residuos minerales provenientes de la mina. El aluvión bajó a una velocidad de 40 km/h y a los 15 minutos del sismo estaba cubriendo para siempre, con una capa de entre 2 y 5 metros, el pequeño e indefenso poblado, habitado por unos 150 a 200 mineros y agricultores, de los cuales sobrevivieron no más de 10, encontrándose posteriormente unos 35 cadáveres. El resto quedó literalmente bajo una tumba de material que rápidamente se solidificó de unos 10 km de largo y 500 m de ancho. El tranque no contaría entonces con defensas apropiadas para eventuales derrumbes y sólo algunos sacos de arena, según reportes de la época, resguardaban a la población.
Varios otros tranques de relave mineros cedieron con este sismo (Los Maquis, Cerro Negro, Bellavista, La Africana, El Cerrado y La Patagua), afortunadamente sin cobrar vidas humanas.
El 90% de las 532 casas que tenía Salamanca fueron dañadas.
En Illapel se inutilizaron el 65% de las construcciones y el 20% en Los Vilos. En Caimanes y Guangualí no quedaron viviendas útiles. En el cerro La Campana, cerca de Quillota, cuatro excursionistas del Club de Montaña Valparaíso fallecieron al ser aplastados por el derrumbe de la ladera de un cerro.
Llay Llay y los cerros de Valparaíso quedaron también con graves daños en sus construcciones.
El suministro de electricidad y agua potable estuvo suspendido por varios días en casi todos los pueblos mencionados. En Santiago murieron otras dos personas, el sismo fue de Intensidad VII e interrumpió las comunicaciones por cerca de 60 minutos.
FUENTE: Web Literatos.cl - Texto: Hugo Álvarez Delgado
DATOS ONEMI. Con motivo de los 43 años de la tragedia que afectó a casi medio país




(Revista Ercilla Extra 2.000 Semanas 1933-1973)


Terremoto sacude zona central y daños se extienden a Salamanca

(www.diarioeldia.cl, 29 MARZO 2014)

Un terremoto sacudió fuertemente al litoral central de nuestro país que, además, afectó a la zona sur de la región, principalmente Salamanca. A nivel país, “se estiman unos 500 muertos y en un millar los heridos y lesionados. Santiago estuvo sin energía eléctrica. Escenas de pánico entre la población, especialmente de los barrios populares de la capital. Preocupación en el extranjero por nueva tragedia que afecta a Chile”, publicó diario El Día en su portada del 29 de marzo de 1965. Agregó que el epicentro se había registrado en Llay-Llay. “El movimiento terrestre se sintió con carácter de terremoto y tuvo magnitud Richter 7.6 (Intensidades de Mercalli entre VI y IX). La mayor complicación se generó en un tranque que contenía relaves y que “provocó mayor tragedia en el sector de La Calera. Penoso y difícil rescate de víctimas”.

El Presidente de la República, Eduardo Frei Montalva recorrió junto a su comitiva la zona de Llay-Llay y pueblos vecinos, “afectados por la tragedia sísmica para imponerse personalmente de la situación”.

Con el transcurrir de las horas se descubrió que el terremoto también había tenido un efecto lapidario en la zona sur de la región, sobre todo en Salamanca e Illapel. “Cien familias quedaron sin hogar. Sólo las fachadas de las casas se mantienen en pie. El hospital totalmente destruido. Guangualí, un pueblecito que desapareció. ‘Cuando vino el temblor me abracé de un durazno’, nos dijo un damnificado”, señalaba la nota periodística de Raúl Cantuarias, acompañada de las fotografías de Nelson Varas.

La información indicaba que Salamanca, “en el Departamento de Illapel, fue uno de los lugares más afectados por el movimiento sísmico del domingo último. Es una ciudad de fachadas quebrajeadas con sus estucos en el suelo. Cerca del 90% de las casas de esta localidad están totalmente destruidas en sus interiores o seriamente dañadas. Desde la calle pareciera que todo estuviera bien, pero se penetra en cualquier vivienda y en el interior se ven los graves deterioros causados por el terremoto”.