DOS INCENDIOS EN UN DIA
HOSPITALES DE SANTIAGO Y TEMUCO
6 DE MAYO DE 1963



Tragedia simultánea en dos hospitales de Chile

(www.med.uchile.cl/2003/mayo, F
acultad de Medicina de la Universidad de Chile, 5 de mayo de 2003)


El 6 de mayo se conmemoran 40 años desde que ocurrieran ambos incendios

Hace 40 años los servicios de salud estaban de luto. El 6 de mayo de 1963 se produjeron dos incendios que afectaron a hospitales ubicados en Santiago y Temuco. El primero se desató a las 5 de la madrugada en el recinto asistencial de la IX región, cuando la caldera de calefacción explotó provocando la muerte del encargado y graves daños al inmueble.

El otro caso se produjo en el Hospital Manuel Arriarán, donde un grupo de especialistas se preparaba para realizar dos cirugías que liberarían a un par de niños de las secuelas propias de la poliomelitis, enfermedad que paralizaba la musculatura toráxica y que, cuando no resultaba mortal, muchas veces impedía que los menores volvieran a caminar normalmente.

"Eran aproximadamente las 8.15 horas cuando se inició la operación en la primera mesa, poco después la cirugía continuó en la segunda. Sin el menor preámbulo estalló el balón de ciclopropano de este equipo de anestesia, lanzando trozos de acero de diversos tamaños que, como verdaderas granadas se esparcieron por el pabellón, lo que a su vez provocó que el balón de ciclopropano de la otra máquina de anestesia saliera expedido de su lugar y ya, sin válvulas de seguridad, se inflamara íntegramente su contenido, agravando aún más el problema con el violento incendio que provocó", explica el doctor René Artigas, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, quien relata el detalle de estos acontecimientos en el libro de su autoría: Origen y Desarrollo de los Hospitales para Niños en Santiago.

Las consecuencias fueron desastrosas. Los dos niños que estaban siendo operados fallecieron a los pocos minutos de ocurrido el accidente. Los médicos anestesiólogos presentes durante la intervención, doctores Ana María Juricic y Mario Torres, también perdieron la vida. Igual suerte corrieron los cirujanos Enrique Zabalaga y Jaime Palominos.
"Quedaron con heridas de distinta consideración el doctor Olimpo Molina, que logró sobrevivir pero a costa de la pérdida completa de su miembro superior derecho; Dr. Alfredo Raimann, quien felizmente tuvo una recuperación total. Además, todo el cuerpo de auxiliares sufrió las consecuencias del incendio o de la explosión, dejando indelebles recuerdos en sus cuerpos, así María Stuven y Gloria Rodríguez sufrieron, cada una, la amputación de una pierna; Inés Castro y Silvia Aguirre padecieron extensas quemaduras; Eliana Díaz, diversas heridas de consideración y, felizmente, con lesiones menores Adriana Riveros y Cristina Ramírez. Pero ninguna de ellas pudo reintegrarse posteriormente a sus labores habituales", explica el doctor Artigas.

Como resultado de esta tragedia se adoptaron medidas que se aplicaron en todo Chile: abandono absoluto del ciclopropano como agente anestésico, revisión prolija de las instalaciones eléctricas de todos los pabellones quirúrgicos, nuevo diseño de los pabellones (con una sola mesa de operaciones), supresión de material sintético (nylon y otros) en las vestimentas del personal médico y auxiliares y número de personas circulantes en los pabellones restringido al mínimo indispensable.