NAUFRAGIO DEL TRANSPORTE "ANGAMOS", LEBU, 6 DE JULIO DE 1928



 Naufragio del transporte "Angamos"

(www.mardechile.cl, 09 de Julio de 2007 )

Hace 79 años, el día 6 de julio de 1928, en medio de un violento temporal naufragó el transporte “Angamos”, que al mando del Capitán de Fragata Ismael Suárez, realizaba una navegación entre Puerto Montt y Coronel transportando a bordo 269 personas. El día de esta tragedia, estando el buque navegando a nueve millas al sur de Lebu y por causas del mal tiempo, tuvo una seria avería en el timón que lo dejó al garete a merced de las violentas olas que lo fueron derivando a la costa.

Esa misma noche, se hallaba navegando cerca de Lebu el vapor “Tarapacá”, que al escuchar una leve señal de auxilio, éste la retransmitió de inmediato a la Isla Mocha y al Apostadero Naval de Talcahuano, donde las autoridades navales dispusieron el zarpe inmediato del crucero “Ministro Zenteno”, el cazatorpederos “Almirante Williams” y el minador “Elicura”, que zarparon en misión de auxilio.

El relato del Grumete José Águila Carrasco, uno de los sobrevivientes del naufragio, pone dramatismo a este accidente cuando dice que el “Angamos” navegaba en medio de total oscuridad, cuando de improviso cerca de las 20.30 horas el buque se estrelló contra dos rocas. El pánico de los pasajeros a bordo fue indescriptible en momentos que una ola gigante arrasó con el puente de mando llevándose a todos los Oficiales, mientras el buque se partía en dos.

El Grumete Águila y otros tres compañeros se salvaron providencialmente al estar en el agua y pasar cerca de ellos un madero del cual se aferraron con la esperanza de salvar con vida. Una ola inmensa los levantó a gran altura y los lanzó sobre las rocas arrojándoles posteriormente a la playa. Del total de 262 náufragos se logró el rescate de 83 cadáveres, el resto desapareció con el buque. Días después, el 22 de julio, la Armada británica, representada por el HMS “Colombo”, tuvo la oportunidad de rendir el último tributo a la memoria de aquellos gallardos chilenos que perecieron en el naufragio. Con toque de corneta y toda la tripulación formada en cubierta, su Comandante lanzó una corona al mar.

¡Honor a la Armada Británica por este gesto!


La tragedia del Angamos


(www.diariollanquihue.cl, 14/03/2004)





Hay un vals popular que frecuentemente es solicitado por auditores del espacio radial "Lo que el viento se llevó" que conduce el ex periodista de El Llanquihue, Edmundo Jonshon Fiedler, que se transmite por Radio Reloncaví de Puerto Montt y que habla del hundimiento del transporte Angamos donde perecieron más de 250 y del suicidio de su capitán Suárez.
El Angamos fue construido en Walssen, Inglaterra en 1890 recibiendo el nombre de "Citá de Venezia" para la marina italiana, pero navegó con el nombre de Sparden. Fue adquirido el año 1891 por la Junta Revolucionaria contra el Presidente Balmaceda, con el nombre de "Angamos". Desplazaba 3.597 toneladas con un andar de 10 millas.

VIAJE Y HUNDIMIENTO

El transporte llegó a Punta Arenas a comienzos del mes de junio de ese año 1928. Hay dos versiones: una, que era un viaje normal para trasladar a los marinos y sus familiares y a los conscriptos que licenciados volvían al norte. La otra, que habiendo muchos obreros que no podían pagar sus pasajes en un barco comercial, el gobierno dispuso que se los trajesen a su zona. Sea como fuera, las dos versiones se juntan. Tripulación y pasajeros sumaban 295 personas. Salió de las aguas magallánicas a mediados de ese mes.

El viaje se hizo con normalidad. Entre toda la gente hubo camaradería y amistad. Se dice que no se distinguían clases sociales. En las noches se hacían veladas musicales. La noche antes de llegar a Puerto Montt era notorio que el ánimo había decaído. Arribó a la ciudad-puerto del Reloncaví el 25 de junio a las 15 horas donde se constató que bajaron algunos pasajeros, como fin de viaje, y, a la vez, subieron otras. Zarpó rumbo al norte el 2 de julio. Llamó la atención a mucha gente, entre ellos periodistas de El Llanquihue, que diera vueltas alrededor del Errázuriz, a quien le había entregado carbón, hacer señales con banderolas y enfilar rumbo al sur. Se le veía la línea roja de flotación. Era una nave estilizada.

LA TRAGEDIA

Ya en el litoral central se desencadenó un temporal fuerte que azotaba caletas y puertos en especial a toda la región de Arauco.

Testigos presenciales que se salvaron contaron algo de la tragedia. Las noticias del 8 de julio eran incompletas y distorsionadas al principio por las emisiones y recepciones de los mensajes de la radiotelefonía como de los signos telegráficos. Nombres distintos de la nave siniestrada, y apellidos alterados de las personas.

El Angamos a la cuadra de Lebu perdió los guarnes del timón y después toda esa vital pieza, quedando, entonces, al garete. Se lanzó un llamado de auxilio que fue interceptado por el barco Apolo el cual lo transmitió a la isla Mocha y desde este lugar al Apostadero Naval de Talcahuano cuyo jefe, comandante L. Nieto habría ordenado que zarpara el Zenteno y el Elicura que estaban en dicho puerto; y el Yelcho y Sibalt que se encontraban en Puerto Montt y Valdivia, respectivamente, para dirigirse al posible lugar del accidente. Pero la ubicación no era exacta ya que el Angamos no alcanzó a darla.
Testigos como los conscriptos Aguilera y Avendaño manifestaron que el transporte navegaba a casi toda velocidad en medio de la obscuridad chocando entre dos rocas en un bajo cerca de Punta Murgulla. Había sido a las 10 horas de la noche, y a la una todavía muchos luchaban por sus vidas. La nave se había hundido y los botes zozobraban repletos de gente.

En cierto momento de esa noche trágica se escuchó un estampido de un tiro de fuego, y todos los que se salvaban de algún modo pensaron que el digno capitán don Ismael Suárez se había suicidado al no poder salvar su nave. Y lo mismo se le escuchó decir al teniente Fernando Vega que se quedaría en el buque y moriría como marino y chileno.

Al día ya, con su relativa claridad, el cuadro era desolador: cadáveres de uniformados y civiles, hombres, mujeres, niños; elementos del buque. Dicen que el cuadro más patético eran ver rostros carcomidos, desfigurados o con muecas de espanto.

EL CAPITAN SUAREZ

El capitán de Corbeta don Ismael Suárez Maldonado, era un respetado oficial de la Armada Nacional. Se había retirado temporalmente para desempeñarse en la secretaría de Correos y Telégrafos. Reincorporando, se le nombró comandante del transporte Angamos. Estaba casado con la señora Rosa Cárdenas y tenía un hijito, quienes vivían aún en Santiago. Vivían también en la capital su señora madre y su hermano Juan.

Por falta de espacio, daremos 3 nombres de oficiales y 3 de tropa. Oficiales Segundo Comandante, Teniente 1º, don Alberto Pérez Canto Rodríguez; Teniente 2º Fernando Vega Avila; ingeniero 2º Osvaldo Rodríguez Avaria.
Tropa: Sargento 2º Francisco Escalona López; Marinero 1º Ismael Contreras Zamorano; Cabo 1º Sixto Gómez Vidal.

Entre otros muchos, doña Corina Ureta y dos hijos; Rosa Ballestero; Catalina Betancourt vda. de Díaz; José Gallardo y su nieto.

Don Manuel Valenzuela que era ingeniero de la Armada. Llevaba a un hermano enfermo que vivía en Chinquihue. No quisieron irse en tren y esperaron al transporte. Lo mismo el tripulante del Errázuriz quien junto a su familia esperó al Angamos. Igualmente los tripulantes del mismo navío, Ramón Prado, Manuel González y Manuel Cid. Lo mismo que el teniente Miguel Acevedo alcanzó a embarcarse porque dos días después de la llegada del Angamos a Valparaíso contraería matrimonio.

Por el contrario, el guardiamarina Ballard del Angamos y que había sido estinado al Siebalt que estaba en el litoral central y donde debería tomarlo, solicitó que lo pudiera esperar al navío en Puerto Montt a donde llegaría pronto. El comandante Suárez aceptó.

Además se dijo que la señora Ernestina Bustos de Steeman, profesora del Liceo de Magallanes, que iba a Concepción habría bajado en Puerto Montt desde donde viajaría en tren.

Don Luis Valdés Vega era un funcionario de Aduana en Punta Arenas y que en vez de seguir en el mismo Angamos se quedó en Puerto Montt para seguir también en tren. Su testimonio se lo dio al periodista y escritor Wilfredo Mayorga, casi 40 años después del suceso, fecha en que aún se preguntaba qué fue lo que le indujo bajarse en Puerto Montt y seguir en tren. Mencionaba que el mes de junio siempre había sido para él un espacio especial.

Había llegado a Punta Arenas en junio de 1908 siendo un niño huérfano al hogar de un tío. Salió y regresó en los meses de junio cuando era un joven funcionario de Aduanas; en junio de 1925 casi pierde la vida en un accidente en Natales. Y en junio de ese 1928 se había embarcado en el Angamos, para bajarse en Talcahuano, ir a Talca, su tierra natal, y luego a Valparaíso para defender dos ascensos.

Como le resultaba oneroso viajar en los vapores corrientes, empezó a juntar dinero para hacerlo. Pero un día llegó el Angamos.

Desde hacía un par de años le unía en amistad con el capitán que reconstruyó el Fuerte Bulnes y que con el tiempo llegó a ser el Comandante en Jefe, don Ramón Cañas Montalva. El gentil oficial lo contactó, en aquella oportunidad, con el capitán Suárez quien aceptó llevarlo como pasajero y pasó a ser amigo suyo también.

A bordo del Angamos congenió con toda la gente en los días y noches de alegría y canto; y escuchando, tal vez, el canto de una misteriosa niña. La noche anterior a la llegada a Puerto Montt, él junto al Teniente Pérez Canto notaron el silencio y tristeza en el buque.

Cuando el Angamos zarpó, él sin justificación aparente no se embarcó y quedó mirando la partida mientras sus amistades le gritaban que se quedaba a causa de alguna niña. El respondía que los alcanzaría en un bote. Junto a sus pocas cosas no se desprendía de un encargo de un joven para su padre: el poeta Samuel Lillo.

Al día siguiente viajó en el tren hacia el norte. Días después al pasar por El Mercurio leyó en la pizarra la triste noticia de aquel Angamos. Dijo en voz alta "Lo que son las cosas, yo iba en ese viaje y me quedé en Puerto Montt". Reflexión que fue escuchada por el periodista y poeta de Las Ultimas Noticias, Manuel Gandarillas, que además le preguntó al también periodista y escritor Daniel de la Vega que también escribió algo sobre la niña cantante.

Don Luis Valdés era poeta; había ganado concursos. Fue jurado que definió el voto del primer lugar de un trabajo firmado por don Hugo del Sur, que resultó ser nuestro Francisco Coloane.

El Llanquihue publicó aquel año una poesía referente a la niña misteriosa.



UN 6 DE JULIO DE 1928 NAUFRAGO EL TRANSPORTE ANGAMOS

(www.radiovanguardia.cl, 06 de julio de 2008)


El transporte Angamos de la Armada Nacional naufragó la noche del 6 de julio de 1928, cuando navegaba desde Magallanes hacia el norte de Chile, durante un fuerte temporal cerca de Punta Morguilla, en Lebu, debido a una avería en el mecanismo del timón.

En el transporte viajaban 262 personas; 162 tripulantes y 100 pasajeros, entre ellos mujeres y niños. De esta tragedia solamente pudieron salvarse siete personas y rescatarse ochenta y tres cadáveres.

Cabe consignar que, el Angamos fue construido por los astilleros C. S. Swan & Hunter, Wallsend, Newcastle en Inglaterra y adquirido por Chile en 1891 por el gobierno del Presidente José Manuel Balmaceda Fernández, durante la Guerra Civil de ese año, pero arribó al puerto de Valparaíso al año siguiente, en 1892.

Cuatro años más tarde, en agosto de 1896 zarpó de Valparaíso con parte del personal que tripularía los cruceros y destructores en construcción en Inglaterra, comandado por el Capitán de Fragata José María Villarreal. En ese mismo viaje, también se embarcaron en instrucción el Curso de Guardiamarinas egresados en julio de ese año.

El Angamos regresó al año siguiente, zarpando de Inglaterra en marzo de 1897, acompañando a la Escuadra de cruceros y destructores recién construidos en ese país; los buques “Esmeralda”, “Ministro Zenteno” y “Muñoz Gamero”, al mando del Contraalmirante Luis Alberto Goñi Simpsom, arribando a Valparaíso el 23 de junio del mismo año.

En 1908 fue destinado a pontón carbonero hasta 1916, fecha en que se reacondicionó como Transporte. En 1917, junto al crucero "Chacabuco", viajó a los Estados Unidos, para regresar al país en convoy con 6 submarinos tipo Holland, recién adquiridos. En este mismo viaje transportó cien vagones para el ferrocarril de Arica a La Paz.

Cabe señalar que, estos submarinos fueron bautizados con el nombre de 6 valientes mujeres araucanas: Guacolda, Tegualda, Rucumilla, Quidora, Fresia y Guale. El día en que fueron entregados y se izó bandera chilena en los sumergibles, 4 de julio de 1917, la superioridad de la Armada fijó esta fecha como el día de la “Especialidad Submarina”.

En 1920 llevó a Inglaterra a las tripulaciones de las embarcaciones encargadas a ese país: El Acorazado "Almirante Latorre", los Cazatorpederos "Riveros", "Williams" y "Uribe" y el Remolcador de Altamar " Sibbald ".

La nueva Escuadra estuvo al mando del almirante Luis Gómez Carreño, quien estando en el puerto de Plymouth, momentos antes del zarpe, las autoridades del puerto le indicaron que por razones de mal tiempo, todo movimiento marítimo estaba suspendido.

A esta instrucción Gómez Carreño contestó: "He avisado a mi gobierno que zarpo hoy y no enmendaré mi rumbo", fue la resuelta respuesta del Almirante, zarpando luego rumbo a la patria, vía Canal de Panamá.

Después de cruzar las esclusas de dicho canal y antes de salir al Océano Pacífico, las autoridades del canal notificaron al Almirante que exigían la cancelación en dinero efectivo, rechazando el pago con un cheque en dólares girado por el Gobierno de Chile.

Luego de tensas negociaciones sin resultados, el Almirante Gómez Carreño comunicó a las autoridades del canal e! siguiente mensaje: "O reciben mi cheque y me dejan zarpar, o los cañones del “Almirante Latorre” volarán sus oficinas". Y al mismo tiempo ordenó zafarrancho de combate.

Ante esta decidida demostración de fuerza, las autoridades del canal resolvieron aceptar el cheque de pago y autorizaron el zarpe de la escuadra chilena. De esta manera y haciendo uso del lema de nuestro escudo patrio, es decir, usando la fuerza sólo para hacer imperar la razón cuando otros la quieren desconocer, arribó al puerto de Valparaíso el 20 de febrero de 1921.

Así, el transporte Angamos, luego de prestar múltiples servicios durante 36 años, naufragó en una noche de temporal al sur del país, provocando una gran tragedia nacional.

Al año siguiente, en 1929, la familia Pérez Rodríguez donó en memoria de su hijo Alberto, un joven marino que murió en este desastre, una escuela primaria en Maipú, la cual lleva el nombre de “Escuela Alberto Pérez”.

Ocho años más tarde, en 1937, esta escuela fue puesta en manos de la Institución Teresiana para que con clara identificación cristiana y eclesial siga el estilo y líneas pedagógicas del fundador de esta congregación, el Padre Pedro Poveda.



Un trágico naufragio

(www.mercurio.cl, 2 de abril de 2007)


Una de las más trágicas historias de naufragios ocurridos en nuestro mar, casi en total olvido, me ha motivado para sacarla de nuevo a la actualidad.

El domingo 7 de julio de 1929 en que se cumplía exactamente un año de producida la gran tragedia ocurrida en las costas de Lebu, frente a la Punta Morguilla, azotada por un fuerte temporal, en que naufragó el Transporte Angamos.

El primer Angamos fue construido en Inglaterra, por encargo del Gobierno de Chile, el año 1879, en plena Guerra del Pacífico. Como llegó a nuestros mares, a raíz del Combate de Angamos, fue bautizado con ese nombre.

Este vapor que venía de Magallanes a Valparaíso, naufragó el 1 de marzo de 1890, sobre el paralelo del cabo Tres Montes. Nunca se pudo establecer la causa precisa de su pérdida. Cuando se dirigía a socorrer a unos náufragos, chocó en la costa occidental del archipiélago Los Chonos, en una roca submarina no marcada en las cartas de navegación.

En el mismo año, 1890, fue construido en los Astilleros Sivan-Hunsters, un buque de 5.985 toneladas. Fue el segundo "Angamos". Al finalizar la primera guerra mundial, viajó a los EE.UU. para acompañar al crucero "Chacabuco" y también para traer a la primera flotilla de submarinos chilenos, Guacolda, Tegualda, Rucumillas, Quidora, Fresia y Guale.

A su regreso, un temporal sorprendió a toda la flotilla frente al cabo Hatteras. En el puesto de piloto, estaba Luis A. Pardo, quien rescatara en el Polo Sur al explorador Shakleton, cubriéndose de gloria con tal hazaña.

El Angamos venía de Punta Arenas rumbo a Coronel con 215 tripulantes y 80 pasajeros, entre ellos mujeres y niños. Su comandante era el capitán Ismael Suárez, quien pereció trágicamente junto a su tripulación completa.

De tres mil personas que traía el transporte, solamente sobrevivieron seis. Las causas del hundimiento todavía permanecen en el misterio, pese al largo tiempo transcurrido. Ninguno de los que lograron salvarse, puede dar detalles sobre la tragedia.

Solamente se presume, que alguna falla en el timón o el haber extraviado la ruta debido a la espesa neblina, que obligó al buque a cambiarla, por lo que este encalló en Punta Morgulla, a solamente 18 kilómetros de Lebu. El único mensaje del Angamos que se pudo interceptar fue: S.O.S. Santa María, Angamos lanzado hacia puntos cardinales.

Este mensaje de auxilio llegó a los buques de guerra Zenteno, Williams y Elicura, que movieron sus máquinas a toda velocidad hacia la Santa María. También los vapores nacionales Tarapacá, Braun, Blianchard, y Apolo cambiaron sus rumbos para auxiliar al Transporte Angamos , pero la tragedia ya había terminado. El mar se llevó a todas sus víctimas elegidas.