LA BATALLA DEL FUNDO SAN MIGUEL,
LA PRIMERA ACCION DE GUERRILLA RURAL COMUNISTA EN CHILE, 
SAN ESTEBAN, LOS ANDES, 31 DE JULIO DE 1968



LA BATALLA DEL FUNDO SAN MIGUEL, 31 DE JULIO DE 1968

En desalojo de ocupantes del Fundo San Miguel, San San Esteban, se produce un grave enfrentamiento con la fuerza pública. 6 carabineros quedan heridos y una tanqueta destruida. Se recogen abundantes armas cortas, largas y dinamita.



 



"GUERRILLA RURAL EN CHILE: LA BATALLA DEL FUNDO SAN MIGUEL , 1968"; Cristián Pérez, Instituto de Estudios Públicos, 2000




... describe los sucesos que condujeron a la primera huelga
legal campesina en Chile bajo la Ley de Sindicación Campesina de
1967. El conflicto, que tuvo lugar en el fundo San Miguel (V Región)
entre los meses de junio y agosto de 1968, también fue la
primera tentativa realizada por el Partido Socialista chileno para
implementar su estrategia revolucionaria rural con los campesinos
politizados del valle central.

... Desde mediados de la década de 1960, la izquierda chilena comienza
un proceso de cuestionamiento de la estrategia de lucha pacífica
para realizar una revolución socialista. La reflexión está motivada fundamentalmente
por tres acontecimientos: la revolución cubana, que hacía ver
cómo un pequeño grupo de militantes fortalecidos en las montañas, utilizando
la guerra de guerrillas, podía derrotar a un ejército y tomar el poder;
la derrota de Salvador Allende en las elecciones de 1964 ante Eduardo Frei Montalva, 

que mostró cómo en los momentos de peligro la derecha votaba
por la Democracia Cristiana para impedir la victoria izquierdista; y la deslegitimación
de las políticas reformistas seguidas desde 1939.
Frente a esa coyuntura, los primeros en reaccionar fueron un grupo
de jóvenes socialistas de Concepción, que se alejaron del partido y junto a
un grupo de trotskistas formaron el Movimiento de Izquierda Revolucionaria
(MIR). La nueva colectividad se proponía desarrollar la lucha armada
como estrategia para materializar una revolución socialista; excluía la acción
pacífica y ponía el acento en la militarización de los sectores más
postergados de la sociedad: pobladores y campesinos.
Asimismo el Partido Socialista, en su Congreso de Linares de 1965,
procedió a cambiar su dirección. Tomaron el control de la organización
elementos más proclives a militarizar la acción política. Éstos pensaban
que una combinación de luchas pacíficas y violentas era la ruta más corta
para cumplir con su objetivo fundacional: construir una república socialista en Chile.
La otra gran colectividad, el Partido Comunista, sostenía una estrategia
de vía no armada, que ponía el acento en los combates pacíficos de
masas, pero que no excluía la posibilidad de un enfrentamiento violento
para acceder al poder.
Así, es a mediados de los años 60 cuando la izquierda chilena enuncia
su mutación trascendental: la lucha armada.


... ‘Batalla del fundo San Miguel (1968)’, porque es el primer incidente armado,
de importancia nacional, donde visualizamos la estrategia guerrillera
del Partido Socialista de militarizar a campesinos politizados, como eran
los del Sindicato Alianza.

... En la mañana del miércoles 31 de julio de 1968, la comuna de San
Esteban en el departamento de Los Andes, provincia de Aconcagua, se
encontraba agitada…

... Por la antigua calle de tierra que conducía al fundo San Miguel
pasaban a gran velocidad vehículos que lucían distintivos del Senado de la
República, automóviles fiscales que llevaban en su interior a las autoridades
nacionales y regionales. En el lugar también se hicieron presentes las
cámaras de Canal 9 de televisión, los periodistas y fotógrafos de los diarios
El Clarín, La Tercera de la Hora, de las revistas Punto Final y VEA.
Varias horas antes habían llegado hasta el fundo San Miguel numerosos
buses transportando 500 carabineros del entonces Grupo Móvil, apoyados
por vehículos policiales y seis tanquetas. Allí en el interior, tras los
parapetos que habían construido en la vieja casa patronal, 208 hombres
armados esperaban las órdenes para disparar.

... Éste fue el desenlace de la primera huelga legal bajo la Ley de
Sindicación Campesina 2, a la vez que el primer intento por construir una
fuerza guerrillera entre los trabajadores rurales. De este suceso fueron protagonistas
los campesinos de San Esteban afiliados al Sindicato Comunal
Alianza, a la Federación Campesina ‘Liberación’ de Aconcagua y 

a la Confederación Campesina e Indígena Ranquil, y los ‘jóvenes ayudistas’ 3,
del Partido Socialista de Chile.

... El fundo San Miguel se encuentra en la orilla norte del río Aconcagua,
a 12 kilómetros al noreste de la ciudad de Los Andes, y 5 kilómetros
del edificio municipal de San Esteban, por el camino de San Esteban a La
Florida… En 1968 pertenecía a Ruperto Toro Bayle y era uno de los más
prósperos de la zona… 

La huelga legal del Sindicato Alianza de San Esteban,
junio-julio de 1968. En enero de 1968 un grupo de campesinos vinculados al Partido
Socialista, que no tuvieron cabida en el Asentamiento Triunfo Campesino,
tomó contacto con la Comisión Agraria Socialista (CONAS)7, que dirigía
la senadora María Elena Carrera Villavicencio, para que los asesorara en la
formación de un sindicato comunal de esa tendencia en San Esteban 8... 

En el Sindicato Alianza se reunieron algunos trabajadores independientes
con campesinos de once fundos, entre los que se encontraban San Miguel,… 

El Sindicato Alianza fue socio fundador de la Federación Provincial
de Sindicatos Agrícolas de Aconcagua, denominada ‘Liberación’. Ésta se
constituyó en la ciudad de San Felipe el 17 de marzo de 1968. ‘Liberación’ 

adhirió a la Confederación Nacional de Campesinos e Indígenas Ranquil, 
organización vinculada a los partidos de izquierda. 
Al mismo tiempo que se organizaban los trabajadores del campo,
también lo hacían los latifundistas. En la noche del 29 de julio de 1967, 
los propietarios de San Esteban se reunieron en la casa de
la familia Zenteno, para realizar la asamblea constitutiva del Sindicato de
Empleadores Agrícolas.

En el mes de mayo de 1968 los dirigentes del Sindicato Alianza
presentaron a la organización de empresarios agrícolas Sindicato de Agricultores
de San Esteban el primer pliego de peticiones... Los patrones
que se habían opuesto a la formación del sindicato campesino, del cual
por tradición desconfiaban, se amparaban en la depreciación de los productos
agrícolas, la marcha general de la economía y la sequía para no otorgar
el reajuste solicitado.

… El 2 de junio, todos los trabajadores se reunieron en el teatro de San
Esteban y entre vítores, vivas a Chile, a la unidad obrero-campesina, y
encendidos discursos, entre los que destacaron el de Rolando Calderón,
vicepresidente de la Confederación Ranquil, y Segundo Saavedra S., presidente
del Sindicato Alianza, votaron por mayoría la huelga legal. Esta
actividad se realizó en un tono festivo, después del escrutinio comieron
empanadas y bebieron chicha 18.
De inmediato formaron las comisiones de huelga, de difusión y de
vigilancia, para que no se enajenaran los bienes de los fundos en conflicto.
También reunieron alimentos y dinero 19.
Así, el 17 de junio de 1968 a las 8 de la mañana empezó la primera
huelga legal campesina en Chile. A esa hora en los 13 predios se izó el
pabellón nacional. Las mujeres organizaron ollas comunes en los fundos
‘Lo Calvo’ y en las puertas del predio ‘Cinco Hijuelas de La Florida’ 20. En
todo el conflicto la participación de las mujeres campesinas fue muy activa,
estuvieron a cargo de la alimentación, tomaron parte en las marchas, mítines
y en la vigilancia de los fundos paralizados 21.
La solidaridad de los trabajadores se manifestó de inmediato: el
Sindicato de Trabajadores Agrícolas del Sauce, de tendencia comunista,... la Central Única 
de Trabajadores de Aconcagua (CUT),... el párroco de San Esteban, Humberto Muñoz, 
apoyó la huelga en sus prédicas y organizó un grupo que recolectó alimentos 
para los campesinos... el alcalde de San Esteban, miembro del Partido Nacional, 
Francisco Perinetti D., donó un tambor de aceite y otras mercaderías para las ollas comunes. 
El edil, que no estaba de acuerdo con la paralización y formaba parte del grupo de
propietarios, 
se preocupó de la alimentación de los huelguistas porque los conocía, 
sabía que “eran buenos y se comportaban así empujados por los afuerinos”,
además, porque los niños y las mujeres no debían sufrir las consecuencias
de la ingenuidad de los campesinos.

La Dirección Regional Aconcagua del Partido Socialista también se
movilizaba… Los senadores socialistas María Elena Carrera, Carlos Altamirano
y el subsecretario general Adonis Sepúlveda Acuña participaban en todas
las acciones de solidaridad con los huelguistas y los asesoraban acerca de
las mejores estrategias para resolver el conflicto...
Pocos días habían transcurrido desde el inicio de la paralización
cuando empezaron las dificultades. Adolfo Péndola, propietario del predio
Cinco Hijuelas de La Florida, vendió una yegua percherona. Cuando los
comerciantes en ganado Rolando y Javier González, conocidos como fierros
malos, intentaron sacarla del fundo, los campesinos dirigidos por Javier
Reyes se lo impidieron, cerrando con cadena y candado la puerta de
entrada. El artículo 33 de la Ley de Sindicación Campesina prohibía a los
dueños retirar de los fundos en huelga “animales, maquinarias y productos,
salvo los perecibles” 27. Días después, en el mismo predio, Carlos Guajardo,
que no pertenecía al sindicato en huelga, entró al predio para arar, fue
sorprendido y expulsado violentamente del potrero por los mismos trabajadores.
Javier Reyes, los hermanos Juan, Pablo y Salvador Cisterna, Luis
Reinoso, Miguel Espinosa y Luis Montoya, tractorista del fundo, se pararon
en el surco 28, frente a Guajardo, y lo obligaron a salir escoltándolo
hasta el camino público 29. Asimismo, el 25 de junio el Sindicato Alianza
difundió una declaración en la que señalaba que “el martes casi se produjo
un incidente grave en el predio Santa Teresa, por culpa de la señorita Ana
Canaán, inspectora departamental del trabajo, quien envía un oficio pidiendo
participación de carabineros para que entraran a sembrar almácigos de
tabaco” 30. Esta disputa tuvo su origen en la interpretación del artículo
N° 33 de la ley de Sindicación Campesina. Éste sostenía que, una vez
declarada la huelga, quedaban paralizadas todas las labores, excepto las
faenas de “imprescindible necesidad destinadas a la conservación de frutos,
plantaciones y animales”. Para cumplir con estas actividades, el cuerpo
legal obligaba a destinar personal de emergencia 31. Los campesinos del
Sindicato Alianza estimaron que la siembra de almácigos no era una tarea
de imprescindible necesidad, mientras los patrones manifestaron que plantar
el tabaco era absolutamente necesario para la supervivencia de la empresa
agrícola. La señorita Canaán resolvió pedir protección policial pararealizar este trabajo. 

Los campesinos del fundo se opusieron con energía y
fueron respaldados por obreros de los otros predios. Su determinación obligó
a los sembradores de almácigos a marcharse del lugar. Posteriormente,
debido a gestiones de la senadora Carrera, el gobernador de Los Andes,
Jaime Rodríguez, ordenó a carabineros permanecer al margen del conflicto 32.
El grupo de campesinos que se opuso a la siembra de almácigos estaba
dirigido por Atilio Arredondo y Leoncio Vásquez. Los miembros del sindicato
lograron convencer a los extraños de que era un conflicto que con el
tiempo beneficiaría a todos los campesinos, además aludieron a la solidaridad
de la clase trabajadora y a la lucha contra los patrones 33.

Cuando se cumplían diez días de huelga, la senadora Carrera recorrió
los fundos paralizados, manifestó a los trabajadores que denunciaría a
la funcionaria Canaán ante el ministro del Trabajo; también dijo que en el
caso de que no se diera una pronta solución a las demandas de los trabajadores,
gestionaría la expropiación de los predios, tal como se lo habían
propuesto los campesinos en huelga 34.

A los 30 días de huelga, el jueves 18 de julio, los campesinos y sus
familias marcharon hacia Los Andes, portando letreros con leyendas alusivas
a su movimiento. A las 5 de la tarde iniciaron su caminata desde el río
Aconcagua. La columna fue encabezada por los dirigentes campesinos Rolando
Calderón, de la Confederación Ranquil; Pascual Barraza, de la Federación
‘Liberación’, y Segundo Saavedra, presidente del Sindicato Alianza;
junto a ellos, al frente de la marcha, Salvador Allende, Presidente del
Senado; Eduardo Osorio, diputado; los regidores socialistas de Los Andes
Luis Muñoz y Arturo Zuleta; a ellos se sumó Julio Contreras Muñoz, en su
doble papel de regidor socialista por San Esteban y campesino en paro. En
el recorrido por las calles de la ciudad recibieron el apoyo de la población
que se asomaba a las puertas para verlos pasar. Muchos jóvenes se unieron
a la columna. La marcha finalizó en una combativa concentración, donde
los campesinos pidieron que se activara la solución del conflicto, que estaba
repercutiendo principalmente en la alimentación de sus familias. En el
escenario hablaron el regidor Luis Muñoz, para destacar la adhesión del
Partido Socialista; Pascual Salinas, por la Federación Campesina ‘Liberación’
de Aconcagua; Rolando Calderón, por la Confederación Campesina e Indígena Ranquil; 

el diputado Osorio y el senador Allende 35. Días después
se realizó en la Plaza de Armas de San Esteban una nueva concentración,
donde volvió a hablar Salvador Allende 36.

La ocupación del fundo San Miguel

La paralización se fue alargando. A los 45 días y pese a las infinitas
muestras de solidaridad, los patrones no cedían y no otorgaban el aumento
exigido, con la finalidad de que el desgaste produjera la división entre los
huelguistas, se quebrara su unidad y fracasara el movimiento 37. Para los
propietarios de San Esteban era necesario imponer el orden, obligando a los
campesinos a volver al trabajo; ésa era la única posibilidad de mantener la
hegemonía política y social en la comuna, ya cuestionada por los resultados
electorales 38. Los latifundistas temían que si los huelguistas triunfaban colapsara
definitivamente el orden señorial en San Esteban. Frente a esta
alternativa se mantenían firmes y sólidamente unidos 39.

Por esos días, secretamente desde Santiago habían llegado a San
Esteban y permanecían ocultos en casas de militantes de confianza, un
grupo de jóvenes pertenecientes al Frente Interno del Partido Socialista.
Grupo que se había formado recientemente cumpliendo uno de los acuerdos
reservados del Congreso de Chillán de 1967 40.
Poco después del arribo de los afuerinos, el Comité de Huelga, los
miembros de la CONAS, de la Ranquil y los ‘jóvenes ayudistas’ se reunieron
en una nogalera a orillas del río Aconcagua. Allí realizaron un completo análisis 

del desarrollo que había tenido el conflicto y la situación en que
se encontraba; también discutieron varias alternativas de solución. Plantearon
la posibilidad de deponer la huelga, la que fue descartada, pues para la
estrategia agraria del Partido Socialista era muy importante que en la primera
huelga legal los campesinos tuvieran éxito; esto motivaría a otros
sindicatos a seguir el ejemplo de San Esteban, provocándose una situación
de verdadera insurrección en las zonas rurales. Sin embargo, los responsables
sabían que ya no se podía mantener la paralización y que, de persistir
en los próximos días, podía quebrarse. Así, los dirigentes se vieron obligados
a aumentar la presión sobre los patrones y el gobierno. Decidieron
crear un hecho político que llamara la atención del país hacia el conflicto
que ya llevaba demasiado tiempo sin solución. Discutieron diferentes alternativas,
pero en definitiva se impuso la acción propuesta por los ‘jóvenes
ayudistas’, ésta era: la ocupación del fundo San Miguel 41.

La principal consideración estratégica para ocupar ese predio fue su
ubicación. Rodeado por el canal de regadío del mismo nombre, el río
Aconcagua y unas lomas, era el más fácil de defender, además contaba con
múltiples salidas de emergencia. También consideraron que era necesario
darle un escarmiento al propietario Ruperto Toro, quien junto a Teodoro
Zenteno 42 eran los más intransigentes y violentos opositores al acuerdo con
los campesinos Los ‘jóvenes ayudistas’ asumieron la planificación de esta acción.
Ellos se proponían desplegar sus conocimientos paramilitares, tener su llamado
‘bautismo de fuego’ y, a la vez, conocer la dimensión de una respuesta
militar del gobierno. El comando general quedó en manos de ‘Aníbal
Ruiz’. Bajo este nombre designamos al máximo jefe de la batalla del
fundo San Miguel. En 1968 tenía 23 años. Había nacido en el hogar de un
pequeño propietario agrícola de la zona de Rancagua, y cuando él aún era
de corta edad su familia se radicó en la región de Aconcagua. Por influencia
de su padre empezó a militar en el Partido Socialista. A mediados de los
60, junto a otros jóvenes viajó a Cuba, donde recibió entrenamiento en
guerrilla rural. Era el militante más experimentado y de mayor ascendiente
sobre los campesinos. Como hombre de confianza de la dirección partidaria
gozaba de autonomía para protagonizar acciones como las de San Miguel
Así, cerca de la medianoche, bajo un paraguas de nogales, a la luz
de una vieja linterna, y con la segura dirección de ‘Aníbal Ruiz’, la suerte
del conflicto quedó sellada: en los próximos días los campesinos en huelga
del Sindicato Alianza ocuparían el fundo San Miguel 45. A nuestro juicio,
con esta acción la paralización cambiaba radicalmente su dimensión, se
convertía en un conflicto ilegal que alteraba el orden institucional, el orden
público y afectaba el derecho a propiedad mediante una acción armada.

Para materializar la ocupación, ‘Aníbal Ruiz’ viajó a Santiago donde
tomó contacto con algunos militantes a quienes les encargó la parte
logística de la ocupación. Jefe de este núcleo era ‘Claudio Pardo’. Su
parentesco con importantes políticos le permitió usar automóviles oficiales
para cumplir la misión. Así llegó hasta San Miguel una metralleta checoslovaca
con el escudo de armas del ejército de Bolivia, varios revólveres,
rifles Winchester, algunas escopetas, proyectiles y explosivos 46.
Secretamente, en casas cercanas al fundo y de confianza para los
‘jóvenes ayudistas’, se prepararon granadas antitanque, bombas tipo vietnamita
y cócteles molotov 47.

Al mismo tiempo, con los campesinos más decididos, disciplinados
y valientes, especialmente con aquellos que habían hecho el servicio militar,
ya que sabían como manejar armas, ‘Aníbal Ruiz’ formó tres brigadas.
A los elegidos les explicó las razones por las que era necesario ocupar el
fundo. Sostuvo que era un acto de suma importancia para el futuro de la
revolución chilena, ya que por primera vez un grupo de campesinos armados
iba a enfrentar el poder del Estado; les dijo que San Miguel era la
Sierra Maestra de la revolución chilena y que su éxito serviría de ejemplo
para que otros trabajadores tomaran las armas; también les detalló los objetivos
que debían alcanzar, y finalmente los orientó acerca del comportamiento
semimilitar que debían mantener 48.

45 Relato de Javier Reyes (campesino del fundo Cinco Hijuelas de La Florida).
46 Relato de ‘Raúl Marcos’ (‘joven ayudista’ del Partido Socialista de Chile).
47 Relato de Bernardo Tapia (campesino, dirigente del Sindicato Alianza).
48 Relatos de Bernardo Tapia (campesino, dirigente del Sindicato Alianza) y Luis
Montoya (campesino del fundo Cinco Hijuelas de La Florida).

La Sierra Maestra es una de las montañas de Cuba, allí se fortaleció el ejército
revolucionario de Fidel Castro, y desde esa posición inició la ofensiva que los condujo a la
victoria el 1° de enero de 1959. De esa manera la Sierra Maestra se convirtió 

en un símbolo de los revolucionarios latinoamericanos. Cuando estuvo en Cuba, 
‘Aníbal Ruiz’ asumió la tesis difundida por el Che Guevara 
de que la cordillera de los Andes era la Sierra Maestra de la
revolución latinoamericana. Sus palabras, recordadas hasta hoy por los viejos campesinos,
eran: “Convertiremos la cordillera de los Andes en otra Sierra Maestra y San Miguel será el
principio”.

El primer grupo de batalla quedó al mando de ‘Raúl Marcos’. El
nombre encubre a un estudiante que hasta septiembre de 1973 perteneció al
Frente Interno del Partido Socialista. El segundo fue dirigido por ‘Jorge
Cerda’. Con este seudónimo designamos al militante del Frente Interno
que en 1968 tenía poco más de 20 años. Nacido en una familia de clase
media santiaguina, desde niño había pertenecido al Partido Socialista, tenía
entrenamiento paramilitar y era eximio karateca. La tercera brigada fue
comandada por ‘Juan Herrera’, jefe del aparato militar del regional Aconcagua
del Partido Socialista 49. Era un obrero de San Felipe.

En la noche del 28 de julio probaron las armas, terminaron de confeccionar
los explosivos y especificaron las diferentes misiones. Hicieron
varias exploraciones y constataron que Ruperto Toro, dueño del fundo, no
se encontraba allí 50. El día 29 fue de tensa espera. A media tarde un dirigente
socialista, alertado por algunos militantes, apareció en la zona y tomó
contacto con el líder. ‘Ruiz’ explicó lo que iban a hacer, que estaban
dispuestos a enfrentarse y que ya no había forma de abortar la ocupación.
El dirigente retornó a Santiago con la convicción de que era necesario
informar a la Comisión Política del partido, poner en alerta la organización
y los medios de prensa que controlaba. La situación podía ser grave, escaparse
al control y tal vez acabar en una masacre 51. Así, con los protagonistas
sumidos en múltiples preocupaciones, se acabó el día.
Y, poco antes de las 23 horas de la oscura noche del lunes 29 de
julio de 1968, se pusieron en marcha las brigadas. Todos contaban con
armas y explosivos. El tercer grupo, comandado por ‘Juan Herrera’, tenía la
misión de interrumpir la única línea telefónica que comunicaba la casa
patronal con el exterior. Su inexperiencia y el escaso conocimiento del
funcionamiento de los teléfonos los llevó a cortar más de 100 metros de
cable 52. La segunda brigada tenía como objetivo la captura del administrador
Teófilo Serey: de sorpresa y sin mayores dificultades, ‘Jorge Astorga’
lo encañonó y redujo, al igual que a su mujer, quitándole una pistola. ‘Jorge
Astorga’ había nacido en un hogar campesino de la zona de Talca, poseía
entrenamiento en guerrilla rural. Al mismo tiempo, el tercer grupo se acerca
a la puerta que lleva a las habitaciones de Ruperto Toro, propietario del fundo.

49 Relato de ‘Juan Herrera’ (obrero, militante del Partido Socialista).
En esa época el regional Aconcagua contaba con un pequeño grupo paramilitar.
Poseían algunas armas y un entrenamiento precario.
50 Relato de ‘Juan Herrera’ (obrero, militante del Partido Socialista).
51 Relato de Adonis Sepúlveda Acuña (entonces subsecretario general del Partido
Socialista).
52 Relato de ‘Jorge Cerda’ (‘joven ayudista’ del Partido Socialista de Chile).

Golpean y, al abrir Toro, ‘El Viejo’ lo apunta con la metralleta y lo
domina. ‘El Viejo’ fue el segundo comandante de la batalla. Entonces era
un hombre de mediana edad, de origen campesino, que había recibido
entrenamiento en guerrilla rural. Fue el responsable de portar la metralleta
checoslovaca, el arma de mayor potencia que tenían los ocupantes. Las
personas capturadas fueron encerradas en dos piezas y vigiladas constantemente.
A la medianoche las tres brigadas han cumplido con las misiones
asignadas y los jefes se reportaron ante ‘Aníbal Ruiz’, quien ha permanecido
en una casa cercana, la que habilitó como puesto de mando. Poco
después, a bordo del jeep Willys de color verde se dirige a la casona
patronal. A las 0.30 hora del martes 30 de julio de 1968, el fundo San
Miguel ha sido tomado mediante el uso de la fuerza por los huelguistas del
Sindicato Alianza, comandados por ‘Aníbal Ruiz’, secundados por los ‘jóvenes
ayudistas’ del Partido Socialista de Chile 53. Había concluido la primera
fase de la batalla de San Miguel.

Esa mañana los campesinos reúnen materiales para hacer fortificaciones.
En la casa patronal construyen la trinchera central, reforzada con
sacos de cáñamo, trigo, arena y fardos de pasto; allí ‘Aníbal Ruiz’ ubica su
puesto de mando; además, fortifican los cuatro costados de la casa y crean
un parapeto adelantado —30 metros hacia la calle—; también, cavan fosos
antitanques en los lugares accesibles para esos vehículos. Mientras tanto,
en los alrededores varias patrullas de hombres armados vigilan todas las
entradas del predio, con orden de no dejar pasar a nadie sin previa autorización
del comandante 54.

A media mañana llega al fundo el alcalde de San Esteban, Francisco
Perinetti D., acompañado por el juez del crimen de Los Andes, Ernesto
Sepúlveda Opazo, protegidos por algunos carabineros, y los campesinos no
los autorizan a entrar. El juez constata que el fundo San Miguel y el camino
se encuentran bajo la autoridad de los huelguistas del Sindicato Alianza,
que en número de 208 permanecen atrincherados en espera de los acontecimientos.
De esa manera, sólo quedaban dos alternativas: o se llegaba a un
acuerdo y los campesinos abandonaban voluntariamente el predio ocupado,
o serían desalojados por la fuerza 55.

53 Relato de ‘Rául Marcos’ (‘joven ayudista’ del Partido Socialista de Chile).
54 Relato de ‘Raúl Marcos’ (‘joven ayudista’ del Partido Socialista de Chile).
55 Raúl Marcos’ (joven ayudista’ del Partido Socialista de Chile); ‘Jorge Cerda’
(‘joven ayudista’ del Partido Socialista de Chile). “Los violentos sucesos del fundo San
Miguel”, crónica de revista VEA, N° 1.523, del 8 de agosto de 1968, p. 25; Alfonso Bórquez
(corresponsal), “Entregaron los rehenes en el fundo San Miguel” y “Campesinos se tomaron
fundo”, diario La Tercera de la Hora, miércoles 31 de julio de 1968, p. 7.

El combate del fundo San Miguel, 31 de julio de 1968

La noche del 30 de julio de 1968 se llegó a un principio de acuerdo
en la Gobernación Provincial de Los Andes, el que debía ser ratificado a las
18 horas del 31 de julio en la misma gobernación. Por este acuerdo los
atrincherados liberaron al dueño del fundo, a quien mantenían cautivo;
antes ya habían dejado salir al administrador junto a su familia 56.
Esa misma noche el ministro del Interior, Edmundo Pérez Zujovic,
con absoluta reserva, sobrepasando el acuerdo alcanzado, ordenó al general
Huerta, General Director de Carabineros, el desalojo de los campesinos
atrincherados.

Al amanecer del miércoles 31 de julio de 1968, más de 500 carabineros
del Grupo Móvil, armados con fusiles ametralladoras, tomaron posición
frente a la casa patronal y en el camino que daba acceso al lugar. En la
retaguardia ubicaron las seis tanquetas de apoyo. Las fuerzas eran comandadas
por el general Humberto Araya y por el prefecto de la provincia de
Aconcagua teniente coronel Jorge Jiles Suazo 57.

La senadora María Elena Carrera, responsable de la Comisión Agraria
Socialista (CONAS), llegó al fundo a las 11.30 horas y “le pidió al
general Araya, jefe de las fuerzas, una hora para conversar con el ministro
del Interior, pues temía una masacre”. “Mis órdenes son categóricas y no
admiten dilación, Senadora —respondió él, y agregó—: a las 12.15 intervengo;
esta orden debió haberse cumplido en la madrugada” 58.
A las 11.30 horas se confirmó desde Santiago la orden de desalojo,
un oficial la comunicó por altoparlantes a los campesinos sitiados: debían
abandonar inmediatamente el fundo. El jefe de los atrincherados contestó
negativamente 59. A las 12.15 horas un oficial hizo sonar el pito de órdenes
y comenzó la batalla. Un feroz bombardeo de gases lacrimógenos contaminó
el aire frío de la precordillera; desde las tanquetas se arrojaron cientos
de bombas. Los campesinos asfixiados abandonaron las primeras trincheras
y se retiraron a los refugios interiores.

56 “Los violentos sucesos del fundo San Miguel”, revista VEA, N° 1.523, del 8 de
agosto de 1968, p. 25.
57 Esa mañana, en el camino que conducía al fundo fue atropellada por un furgón de
la Prefectura de San Felipe la niña Jacqueline Báez B., de 5 años, la que falleció mientras era
atendida en el hospital de Los Andes. El vehículo era manejado por el cabo José Camus O.
Véase Luis Bórquez (corresponsal), “Violento desalojo en fundo San Miguel”, diario La
Tercera de la Hora, 1° de agosto de 1968, p. 12.
58 “Los sucesos de San Miguel”, crónica de revista Punto Final, N° 61, del 13 de
agosto de 1968.
59 Alfonso Bórquez (corresponsal), “Violento desalojo del fundo San Miguel”, diario
La Tercera de la Hora, jueves 1° agosto de 1968, p. 12.

Desde el parapeto que daba hacia el cerro, un campesino,
que no tuvo la paciencia de esperar las directrices de
su jefe de brigada, arrojó una caja con granadas, inutilizando una tanqueta
que, rodeando un foso antitanques, intentaba penetrar al patio derribando la
muralla 60. Al mismo tiempo algunos campesinos comenzaban a disparar
contra carabineros. Destacó Alfredo Guerra, quien portando una carabina
Winchester, entre el humo y las descargas, con absoluta frialdad, rodilla en
tierra como le enseñaron cuando hizo el servicio militar, trataba de acertar
al conductor de una tanqueta 61. La inexperiencia en combate de los atrincherados,
la mala calidad de sus armas, la asfixia y la distancia les impidieron
dar en el blanco 62. Minutos después, cuando estaban refugiados en el
interior de la casa patronal, ‘El Viejo’ disparó una ráfaga con la metralleta
que portaba, los disparos se escucharon nítidos, paralizando por algunos
minutos a las fuerzas policiales. Luego se hizo un silencio, silencio que
anunciaba el desenlace 63.

Una cerrada descarga de fusiles ametralladoras anunció que los
efectivos de infantería y caballería del Grupo Móvil habían pasado a la
ofensiva. Las tanquetas rompieron los muros de adobe y lograron llegar al
centro del patio. En el puesto de mando el comandante ‘Aníbal Ruiz’ dio la
orden de acabar la lucha. Mandó izar una sábana blanca como señal de
rendición; sin embargo ésta fue perforada por los proyectiles de grueso
calibre de los carabineros. En ese momento, los dirigentes del alzamiento
intentaban evitar una masacre de campesinos. El grupo de 40 hombres que
defendía la trinchera principal obedeció, arrojaron sus armas y brazos en
alto se rindieron. Fueron duramente castigados por los policías. Los demás
campesinos perdieron el orden, perseguidos por la caballería, grupos de
ellos a pie y a caballo, trataron de escapar hacia el río y los cerros vecinos.
Se había iniciado la caza de los alzados. La senadora Carrera se desplazaba
entre los policías evitando que los rendidos fueran golpeados.

60 La explosión fue potente; el vehículo fue levantado del suelo y se rompieron sus
ejes.
61 Relato de ‘Jorge Cerda’ (‘joven ayudista’ del Partido Socialista de Chile). El campesino
Alfredo Guerra falleció en 1999.
62 El factor decisivo del enfrentamiento fueron las bombas lacrimógenas arrojadas en
gran cantidad por carabineros en los primeros instantes de la lucha. Los defensores podían
soportar un tiroteo intenso pero no la sensación de ahogo que producen los gases químicos.
Así lo manifestó un mayor de carabineros. Véase crónica firmada por Augusto Carmona en
revista Punto Final, N° 61, martes 13 de agosto de 1968, pp. 28-29. Según el testimonio del
campesino Javier Reyes, las armas eran de mala calidad. Durante el enfrentamiento la pistola
que portaba se atascó, por lo que no alcanzó a disparar más de 10 tiros.
63 Augusto Carmona, “La Batalla del fundo San Miguel”, revista Punto Final, N° 61,
martes 13 de agosto de 1968.

La operación de captura se realizó en medio de una gran violencia física descargada por
los carabineros contra los rebeldes 64.

El saldo del combate fue de varios campesinos con contusiones y
dos cabos de Carabineros pertenecientes al Grupo Móvil lesionados de
mediana gravedad: José Navarro Hernández, con una herida de bala en la
mejilla derecha, y Viterbo Henríquez Veloso con contusiones múltiples en
las piernas, ocasionadas por las esquirlas de granada. Ambos quedaron
hospitalizados 65.

Carabineros logró capturar a 101 de los 208 campesinos que se
encontraban atrincherados en el fundo. Los detenidos fueron duramente
golpeados y trasladados en buses hasta la comisaría de Los Andes. Allí los
arrojaron a la piscina del recinto, que se encontraba sin agua. Un oficial de
alto rango se les acercó, aprovechando la situación en que se encontraban,
los amenazó diciendo que les iban a quemar sus casas, ‘Aníbal Ruiz’, el
jefe, lo hizo callar; esto reafirmó en los campesinos su confianza en la
lealtad que tenía hacia ellos la persona que los había dirigido en el combate 66.
Al día siguiente fueron llevados hasta la Cárcel de Valparaíso, acusados
por el gobierno de infringir la Ley de Seguridad Interior del Estado.
La llegada al puerto de Valparaíso fue cinematográfica. A las 9.15
horas del jueves 1° de agosto, Carabineros cerró el tránsito en Plaza Victoria
y Rodríguez por calle Independencia. A las 9.30, por Colón aparecieron
los cuatro buses del Grupo Móvil de Santiago llevando a los 101 detenidos.
Los acompañaba una fuerte custodia de vehículos policiales de Valparaíso.
Los presos fueron ubicados en el teatro del establecimiento carcelario 67.
Como el número de detenidos era excesivo, gendarmería les ordenó despejar
un espacio donde había fardos de pasto. En señal de rebeldía, con los
fardos construyeron una trinchera semejante a la que tenían en el fundo San
Miguel. En la mañana siguiente, un campesino que tenía bajo coeficiente
intelectual, al despertarse asustado por no reconocer el lugar, gritó “Qué
fundo nos tomamos ahora, compañeros”. La frase causó la carcajada generalizada.
Esta anécdota es una de las más recordadas por los protagonistas.

64 Para reconstruir el enfrentamiento hemos utilizado los testimonios de los ‘jóvenes
ayudistas’ del Partido Socialista ‘Raúl Marcos’ y ‘Aníbal Ruiz’; de los campesinos Bernardo
Tapia y Javier Reyes; los diarios, periódicos y revistas: La Tercera de la Hora, El Clarín, La
Aurora de Los Andes y crónicas de Punto Final y VEA.
65 “Niñita muerta y dos carabineros heridos saldo del conflicto en San Esteban”,
crónica de La Aurora de Los Andes, N° 11.890, del 31 de julio de 1968.
66 Relato de ‘Raúl Marcos’ (‘joven ayudista’ del Partido Socialista de Chile).
67 “Trajeron a campesinos: Llegada fue espectacular”, crónica de La Estrella, de
Valparaíso, jueves 1° de agosto de 1968.

La administración Frei Montalva y la derecha le asignaron a este
hecho el carácter de un grave enfrentamiento guerrillero. El Ministro del
Interior, Edmundo Pérez Zujovic, en una conferencia de prensa afirmó:
“Poderoso arsenal tenían campesinos...” 68. Al día siguiente, esta frase fue
reproducida por todos los diarios de Santiago. Las informaciones sobre el
suceso abundaban en datos confusos y conjeturas, como la supuesta detención
de los senadores María Elena Carrera y Carlos Altamirano, quien en el
momento del enfrentamiento no se encontraba en el lugar 69. El Ministro del
Interior agregó que el arsenal de los campesinos consistía en 30 bombas de
dinamita, 15 bombas del tipo denominado Molotov, 10 revólveres de marcas
diferentes, 6 escopetas de diversos calibres, 2 carabinas Winchester, 3
pistolas, 100 cartuchos para escopetas, 1.000 tiros de revólver y 20 armas
contundentes 70. En ese instante el ministro aún desconocía la existencia de
una metralleta checoslovaca, que fue encontrada días después, oculta en un
camino interior.

La defensa de los detenidos fue asumida por un grupo de abogados,
en su mayoría militantes socialistas: Juan Matus, Humberto Fuentealva,
Carmen Villanueva, Nelson Salinas y otros. La mayoría de los profesionales
señalaron que el conflicto gremial estaba prácticamente superado y que
se esperaba la firma del acta de advenimiento cuando se produjeron los
incidentes 71. La estrategia de la defensa intentó demostrar que sólo era un
conflicto gremial, y que los campesinos habían sido agredidos por carabineros
cuando la paralización ya estaba solucionada 72.

Como la mayoría de los dirigentes permanecían detenidos, la noche
del viernes 2 de agosto se efectúo en la Sociedad de Artesanos de Los
Andes una reunión gremial convocada por la Confederación Ranquil, para
tratar el conflicto. Allí se acordó reestructurar las organizaciones campesinas
y formar un comité de solidaridad 73.

68 “Dijo Pérez Zujovic: Poderoso arsenal tenían los campesinos”; “Aplicarán ley de
Seguridad contra 110 detenidos”, en La Tercera de la Hora”, jueves 1° de agosto de 1968.
69 Carlos Altamirano Orrego, senador, líder de la tendencia revolucionaria del Partido
Socialista de Chile, fue un activo participante en este hecho, actuó en las reuniones de conciliación
y avaló la permanencia en San Miguel de los ‘jóvenes ayudistas’. En el momento
exacto del enfrentamiento se encontraba en Santiago y recién arribó a la zona pasadas las 2 de
la tarde de ese día.
70 “Dijo Pérez Zujovic: Poderoso arsenal tenían los campesinos”; “Aplicarán ley de
Seguridad contra 110 detenidos”, en La Tercera de la Hora, jueves 1° de agosto de 1968, p. 4.
71 “Defensa de detenidos”, crónica de La Estrella de Valparaíso, sábado 3 de agosto
de 1968.
72 Ibídem.
73 “Reestructurarán Federación Campesina: Formado Comité de Solidaridad”, crónica
de La Aurora de Los Andes, N° 11.894, lunes 5 de agosto de 1968.

Mientras, en Valparaíso los detenidos eran sometidos a intensos
interrogatorios. En ellos los campesinos demostraron habilidad para sortear
las preguntas, además de solidaridad con los ‘jóvenes ayudistas’, a quienes
las autoridades sindicaban como responsables. Segundo Saavedra, presidente
del Sindicato Alianza, respondía a la pregunta: ¿De quién fue la idea
de tomarse el fundo?, que le hacía el ministro en visita, Enrique Correa
Labra, diciendo: “La asamblea, la asamblea tomó la decisión, señor” 74.
El confinamiento en el teatro de la Cárcel Pública de Valparaíso de
los 101 campesinos miembros del Sindicato Alianza de San Esteban, de la
Federación ‘Liberación’ de Aconcagua, de la Confederación Ranquil y de
los ‘jóvenes ayudistas’ produjo numerosas muestras de solidaridad y hechos
de protesta antigubernamental. La Federación de Estudiantes de la
Universidad de Chile (FECH) patrocinó una marcha de apoyo a los detenidos
de San Miguel, realizada en el Pedagógico, la que finalizó con barricadas
en calle Macul y fuertes enfrentamientos entre estudiantes y carabineros;
en Valparaíso se realizaron visitas masivas a la cárcel, marchas de
estudiantes y trabajadores por avenida Pedro Montt. En la ciudad de Los
Andes, la Central Única de Trabajadores (CUT) formó un comité de solidaridad
con los trabajadores detenidos y sus familias 75. El miércoles 7 de
agosto se realizó una masiva concentración en la Plaza de Armas de esa
ciudad; en el acto hablaron 15 dirigentes sindicales. Tres días después, el
sábado 10 de agosto, en San Esteban hubo otra manifestación, al acto
asistieron, entre otros, los senadores Altamirano y María Elena Carrera,
quien criticó “la inoperancia del gobierno y la protección a los latifundistas...” 76 
Ese mismo día concurrieron a San Esteban estudiantes universitarios
de Santiago y Valparaíso, llegaron en varios buses con alimentos no perecibles
y ropa 77. Se calcula que fueron repartidos más de 3.000 kilos de
alimentos a las ollas instaladas en los predios. Además, un grupo de visitadoras
sociales realizó empadronamiento de familias 78.

74 Relato de Javier Reyes (campesino del fundo Cinco Hijuelas de La Florida).
75 Relato de Eduardo Velastín R. (profesor, entonces presidente provincial de la
CUT).
76 “Nuevo reparto de palos en concentración socialista del sábado”, crónica de La
Aurora de Los Andes, N° 11.900 del martes 13 de agosto de 1968.
77 Relato de Luis Ortega Martínez, historiador, profesor de la Universidad de Santiago
de Chile (USACH), entonces dirigente de la Federación de Estudiantes de la Universidad
de Chile, Valparaíso.
78 “Visitas de todos los colores tuvo San Esteban: También llegaron provisiones”,
crónica de La Aurora de Los Andes, N° 11.894, del lunes 5 de agosto de 1968.

Pero los estudiantes y dirigentes políticos no eran las únicas visitas
que recibía la comuna, también concurría el ministro instructor Enrique
Correa Labra, acompañado del prefecto de Aconcagua, teniente coronel
Jorge Jiles. Correa se constituyó en el predio el lunes 5 de agosto, con el
objeto de informarse personalmente del suceso. Aprovechó para tomar declaraciones
al dueño del fundo. Al recorrer el lugar pudo apreciar las barricadas
destruidas al igual que la reja de fierro y los forados en las murallas
por donde habían ingresado las tanquetas 79.

Para detener la creciente movilización social que el arresto de los
campesinos estaba provocando, el gobierno publicó el 12 de agosto el
Decreto N° 338, de la Subsecretaría del Trabajo. La normativa disponía la
inmediata reanudación de faenas en los predios en huelga. Sostenía que el
“personal afectado por el conflicto deberá reanudar sus faenas tan pronto
como el presente decreto sea notificado, en condiciones no inferiores a las
establecidas en el informe fundado de la II Junta Especial de Conciliación
Agrícola del Departamento de Los Andes”. La autoridad les dio plazo hasta
el miércoles 14 de agosto para reincorporarse al trabajo bajo amenaza de
caducación de sus contratos. La noche del 14 de agosto en la gobernación
se firmó el acuerdo de la reanudación de faenas en los fundos. Se estableció
un reajuste del 25% sobre los salarios vigentes al declararse la huelga, lo
que da un monto de 8,75 escudos; a esto se agregaba el bono de 1,25
escudo ofrecido por los patrones 80. Casi todos los campesinos se reincorporaron
antes de la fecha límite, unos pocos que continuaban detenidos se
fueron reintegrando a medida que fueron saliendo de la prisión 81.

El propietario del fundo San Miguel intentó acabar con la organización
sindical en su predio. Para ello, comenzó en el Juzgado del Trabajo la
tramitación de un proceso, de cuyo fallo dependía la suerte de los campesinos.
El dueño pidió autorización para despedir a los 33 trabajadores que
participaron en los hechos 82. Creemos que el intento de Toro fracasó al no
ser acogida su petición. En su actitud se reflejan perfectamente las motivaciones
de los propietarios de San Esteban: el problema no era el aumento
salarial, sino que la huelga liquidaba los restos de la sociedad tradicional,
modernizando las relaciones laborales, modificando los métodos para la
solución de los conflictos y legitimaba las acciones de los campesinos
unidos en un sindicato.

79 “Ministro en visita en San Miguel”, crónica de La Aurora de Los Andes,
N° 11.895, del martes 6 de agosto de 1968.
80 Recordemos que la petición inicial de los campesinos fue de E°15 diarios y E° 20
para los trabajadores especializados.
81 “Otros 34 campesinos salen libres bajo fianza de 50 lucas”, crónica de La Aurora
de Los Andes, N° 11.903, del viernes 16 de agosto de 1968.
82 “Serán despedidos los obreros del fundo San Miguel”, crónica de La Aurora de Los
Andes, N° 11.908, del jueves 22 de agosto de 1968.

Toro tenía que despedirlos porque se habían sublevado
y subvertido el orden de la hacienda; ya no eran leales, sino peligrosos;
dejaban de ser inquilinos y se convertían en proletarios agrícolas:
definitivamente modernos.

En Libertad

Los primeros en salir de la cárcel fueron dos menores y una persona
que tenía bajo coeficiente intelectual. Antes del 14 de agosto, casi la mitad
de los detenidos habían salido de la prisión, previo pago de fianzas que
alcanzaban a los E° 50.000 por cada uno. El dinero fue aportado por los
trabajadores de la Municipalidad de San Miguel (Santiago), por los obreros
de San Esteban y Los Andes, y por la CUT 83. El sábado 17 de agosto el
ministro en visita decretó la libertad para 34 detenidos, el lunes 21 dispuso
la salida de otros 50. El 20 de agosto aún permanecían detenidos 64 personas 84.

El 26 de agosto finalmente pudo salir en libertad el grupo de diez
dirigentes de la Confederación Ranquil y los ‘jóvenes ayudistas’, debido a
que en el transcurso del proceso el ministro no pudo comprobar las acusaciones
del gobierno 85. La última diligencia del proceso fue determinar la
procedencia y el propietario de una misteriosa libreta de bolsillo que contenía
supuestas anotaciones guerrilleras. La libreta fue encontrada en una de
las habitaciones de la casa tomada, ella contenía algunos croquis y mapas
con la ubicación de barricadas; estaba a nombre de una persona que no
tenía existencia legal y todos los detenidos negaron terminantemente ser los
dueños. Fracasada esta gestión el ministro ordenó la libertad inmediata de
los últimos diez encarcelados 86.
Paradójicamente el último detenido en la batalla de San Miguel, el
jeep Willys, de color verde, con registro de la comuna de San Miguel, y
perteneciente al Partido Socialista de Chile, continuó ‘preso’ en el garaje de
la gobernación. Allí se le veía en el verano de 1969, sin que nadie lo
hubiera reclamado 87.

83 Eduardo Velastín R. (profesor, entonces presidente provincial de la CUT).
84 “Por falta de plata no salen los demás campesinos”, crónica de La Aurora de Los
Andes, N° 11.906, del martes 20 de agosto de 1968.
85 “Caso campesinos de San Miguel: Buscan libreta guerrillera”, crónica de La Aurora
de Los Andes, números 11.910, del 24 de agosto de 1968; “En libertad detenidos del fundo
San Miguel”, crónica de La Aurora de Los Andes, N° 11.912, del 27 de agosto de 1968.
86 “En libertad detenidos del fundo San Miguel”, crónica de La Aurora de Los Andes,
N° 11.912, del martes 27 de agosto de 1968.
87 “El jeep de San Miguel todavía espera a su dueño”, crónica de La Aurora de Los
Andes, 6 de febrero de 1969.

A fines de 1970, cuando ya había asumido SalvadorAllende,
el nuevo gobernador, Vital Ahumada, en un acto de compasión
devolvió el vehículo al Sindicato Alianza. El tiempo y la acción de los
roedores habían terminado con su vida útil. Fue la única víctima directa de
la batalla del fundo San Miguel, en San Esteban de Aconcagua 88.

Epílogo

A principios de septiembre de 1968 ya había normalidad entre los
campesinos y los dirigentes del Sindicato Alianza; sin embargo, para los
dirigentes de la Ranquil y los ‘jóvenes ayudistas’ la situación era distinta.
Al recobrar su libertad comenzaron a ser vigilados por la policía política de
Investigaciones, que pretendía conocer los vínculos de la organización paramilitar,
por lo que, con autorización del partido pasaron a la clandestinidad.
‘Aníbal Ruiz’, ‘El Viejo’ y ‘Jorge Astorga’ se refugiaron en los campos
de Aconcagua, donde sobrevivieron ocultándose en casas de
campesinos socialistas 89. Los demás viajaron a Chaihuín, localidad ubicada
en la selva Valdiviana. Allí, de acuerdo a sus concepciones de lucha guerrillera
rural, crearon un campo de entrenamiento que en 1970 fue desbaratado
por el ejército. Detenidos en esa oportunidad, fueron indultados por el
presidente Allende a comienzos de 1971, se reintegraron al Frente Interno o
aparato militar socialista que el 11 de septiembre de 1973 presentó batalla
en la industria INDUMET, luego viajaron al exilio. Algunos retornaron
clandestinamente al país para oponerse al gobierno militar 90.
Los campesinos del Sindicato Alianza mantuvieron su organización.

En 1970 participaron en la campaña presidencial de Salvador Allende. El
día 11 de septiembre de 1973, al enterarse del golpe, cumpliendo instrucciones,
un grupo portando armas y explosivos, con la intención de resistir a
los militares, se refugió en las montañas de Campos de Ahumada. Allí
fueron detenidos por tropas del ejército 91. 

88 Relato de Bernardo Tapia (campesino, dirigente del Sindicato Alianza).
89 Relato de Bernardo Tapia (campesino, dirigente del Sindicato Alianza).
90 Relatos de los ‘jóvenes ayudistas’ del Partido Socialista: ‘Raúl Marcos’, ‘Jorge
Cerda’, ‘Aníbal Ruiz’. El indulto a los guerrilleros causó una gran polémica en el país. El
presidente Allende los calificó de “jóvenes idealistas”. Los que retornaron a Chile lo hicieron
a principios de 1980. Formaron la fracción conocida como ‘Los Bruselas’ del Partido Socialista.
91 Relato de Bernardo Tapia (campesino, dirigente del Sindicato Alianza). El líder de
este grupo era Juan Torres, militante de la Juventud Socialista de Los Andes. Permaneció
varios años detenido, luego viajó al exilio y falleció combatiendo en la revolución nicaragüense.

En 1974 el campesino José Sarabia López obtuvo una parcela de tierra;
Pedro Páez, delegado del fundo San Miguel, despedido de su trabajo, debió viajar hasta

Copiapó, donde labora en una exportadora de frutas; Manuel Cabrera, campesino 
del predioSanta Teresa, acusado por los militares de tenencia de armas, 
fue salvajemente torturado, a consecuencia de lo cual quedó demente; Bernardo Tapia,
dirigente del Sindicato Alianza, estuvo tres años detenido y después 17
exiliado en Alemania Federal, retornó a San Esteban integrándose al trabajo
partidario, hoy es el líder del Partido Socialista en la localidad; Segundo
Saavedra, presidente del Sindicato, enfermó y falleció a comienzos de los

La mayoría de los responsables de la Ranquil y de la Comisión Agraria
Socialista (CONAS) después del golpe partieron al exilio.