TRAGEDIA DEL HUMO, MINA EL TENIENTE, SEWELL, 19 DE JUNIO DE 1945
SEWELL, PATRIMONIO DE LA MINERIA CHILENA
(Tesis para optar al grado de Licenciado en Artes, Mención en Teoría e Historia del Arte, MARCELA GARCÍA VALENZUELA, Universidad de Chile, DICIEMBRE 2005)
6.1.17 La “Tragedia del Humo”
El Humo fue uno de los accidentes más graves ocurridos en Sewell. La tragedia se ocasionó por un incendió en la fragua de un taller subterráneo utilizado para la manutención de carros metaleros, ubicado en el nivel Teniente 1. El incendio propagó monóxido de carbono por varios túneles del mineral. Los superiores de la superintendencia de la mina dieron aviso para la evacuación de los trabajadores, pero esto no fue suficiente para impedir el desenlace del siniestro. Muchos mineros quedaron atrapados en las jaulas de los piques y sus proximidades; el monóxido de carbono, convertido en una nube de humo, los intoxicó provocándoles desmayos y, luego, la muerte La acción de los voluntarios no fue suficiente para rescatar a los trabajadores que aún seguían con vida, convirtiendo este accidente en el más negro de la historia del mineral. Según las estadísticas, ese día fallecieron 355 trabajadores, que representaban un 30% de los obreros que laboraban en ese turno.
Las víctimas tenían un promedio de 31 años de edad; el 40% era casado, dejando 150 viudas y 420 hijos huérfanos de padre. La ceremonia de los funerales de los mineros, en el cementerio Nº 1, contó con la presencia de 25.000 personas, entre las cuales se encontraba el Presidente de la República, Juan Antonio Ríos.
La “Tragedia del Humo”, nombre por el cual se conoce el incendio, es la peor catástrofe que se conoce en una mina metalífera en el mundo. Las investigaciones policiales y jurídicas concluyeron que la compañía Braden Copper Company no tenía participación en el suceso, pero la gravedad del siniestro marcó la realidad nacional, ocasionando reformas en la legislación social chilena. Esto llevó a que se implementaran grandes pagos de indemnizaciones, cambios en la ley de accidentes del trabajo y del Código de la Minería.
Al interior de la Braden Copper Company el accidente también significó fuertes cambios: se formó el Departamento de Seguridad e Higiene Industrial; el Departamento Legal; el Departamento de Relaciones Públicas, y el Departamento de Entrenamiento Industrial. Además, se realizaron estudios de todas las operaciones de trabajo al interior de la mina, de los conductos de ventilación, y se estableció el uso obligatorio de elementos de protección personal.
8.8.2 La tragedia del Humo
8.8.2.1 Inicio del incendio
El 19 de Junio de 1945 se produjo el accidente mas grave que ha ocurrido en El Teniente. Fue denominado El Humo, y terminó con la vida de 355 hombres, lo que significó el deceso de un 30% de los obreros del turno A.
Desde el inicio del incendio hasta que fue apagado transcurrieron 10 horas, en las cuales se esparció por todo el yacimiento una capa de humo formado por hollín o carbón, hidrocarburos y monóxido de carbono.
El incendio comenzó a las 7:30 horas en la fragua del taller mecánico, ubicada en la boca de un socavón, afuera de la mina. La fragua de El Teniente se encendía todas las mañanas. El día del accidente ésta fue encendida, tal como se hacia habitualmente, con la diferencia que se esta vez se calentó combustible para aceitar unos carros. Producto del congelamiento de la capa superior del aceite, éste llegó hasta la ebullición y luego explotó, incendiando el rubberoil y la enmaderación.
Una vez comenzado, el incendio no pudo apagarse porque no existían llaves de agua entre el pozo de las locomotoras y la fragua. Media hora después del comienzo del incendio, se produjo una explosión ocasionada porque la “combustión de rubberoil desprendió abundante monóxido de carbono, que al saturar un lugar cerrado y ubicado al borde de una boca mina, empujó los tapados hacia fuera, desatando una violenta corriente de aire. La entrada de oxígeno generó un espiral en forma de L con la chimenea principal de la mina, cundiendo el fuego y propagando el humo mortalmente. Además ella provocó la expulsión de la puerta contra incendios y la rápida invasión del gas tóxico en el interior de la mina”.
Una vez recibido el anuncio del incendio en la mina, la Braden Copper comenzó a tomar medidas para salvar a los obreros. Estas órdenes fueron evacuar a los trabajadores del yacimiento, apagar el sistema de ventilación para que el humo no se propagara, y cerrar puertas de seguridad para controlar el incendio. Lamentablemente, la sustancia toxica invadió todo el yacimiento, incluyendo las jaulas donde estaban los ascensores y las escaleras que tenían los piques.
El escape de los obreros fue lento; muchos no creyeron en la situación de peligro, y otros, que obedecieron las órdenes, no conocían las vías de evacuación por lo que no pudieron huir. Entonces, fueron rodeados por el humo, que mataba inmediatamente a los hombres que lo aspiraban. Al ser invadidas las jaulas con gas tóxico, los jauleros tuvieron que dejar su puesto de trabajo porque no tenían máscaras de oxigeno, eliminando este sistema como vía de escape. El humo aprovechó además los canales de ventilación para dispersarse, bajó por el antiguo pique 1 invadiendo toda la parte inferior de la mina, utilizando los demás piques como conductos. Esto ocurrió 43 minutos después de producirse el incendio, en tanto que las órdenes de evacuación fueron dadas recién 45 minutos después su inicio. Esto quiere decir que las medidas de rescate fueron más lentas que la acción del gas mortífero.
8.8.2.2 Rescate
Antes de que el humo cesara, entró al mineral la Cuadrilla de Rescate que estaba compuesta por hombres entrenados que poseían mascaras de oxigeno. Para apagar el incendio se utilizaron mangueras con agua, siendo controlado recién a las 19:45. El siniestro no afectó a todo el mineral; se expandió solo en la fragua, en los talleres mecánicos y eléctricos, y en el postal de El Teniente 1.
Luego de apagado el incendio, se procedió al rescate de los sobrevivientes y al traslado de los obreros fallecidos al exterior de la mina.
Una vez “controlado el siniestro, al caer la tarde, de inmediato aumentó la labor general de rescate que se prolongó toda la noche. La orden fue registrar cada rincón para encontrar a todos los que estuvieran aislados y llegar a tiempo para reanimar a los que estaban inconscientes. Pero como había que ir con cuidado, sólo jefes y empleados que conocían bien el interior de la mina y entrenaban en recate, ingresaron provistos de mascaras de oxígeno”.
En la medida que el humo se fue retirando aumentaron los esfuerzos, ya que en un inicio entraron al mineral únicamente grupos autorizados. Sólo cuando se comprobó que no quedaba monóxido de carbono se permitió la entrada a grupos de voluntarios para buscar a las victimas. En el rescate participaron el cuerpo de bomberos y de carabineros. Los cuerpos fueron trasladados desde El Teniente 5 al exterior del yacimiento por camilleros. El personal del hospital también acudió al lugar del siniestro, trasladándose tres médicos, tres practicantes, tres auxiliares y el equipo de primeros auxilios. Ellos se dividieron en dos grupos, ubicándose en Punta de Riles y Compresoras para atender a los sobrevivientes y reconocer a los obreros fallecidos.
En el sector de las Compresoras, las víctimas eran reanimadas para ser trasladadas a Punta de
Rieles, donde recibían nuevamente atención médica. Después eran trasladadas al hospital de Sewell, que llegó a atender a 81 trabajadores que presentaban, en su mayoría síntomas de intoxicación.
8.8.2.3 Identificación y funerales
Los muertos fueron trasladados a la morgue del campamento y, cuando superaron la centena, fueron llevados a la Escuela Vocacional. Una vez allí, comenzaron las labores de reconocimiento e identificación. Al llegar, los cuerpos eran ubicados con una tarjeta blanca que exhibía el número de ingreso y, posteriormente, el nombre del obrero. Después de ser identificado, el cadáver era trasladado a una sala, en la cual era aseado, vestido y puesto en una urna con su número de registro.
Luego, el ataúd era trasladado a Rancagua acompañado de sus deudos, para ser enterrado en el cementerio de la ciudad.
El primer funeral de los trabajadores fue efectuado el miércoles 20 de junio, y contó con la presencia del presidente Juan Antonio Ríos. “El primer mandatario y autoridades encabezaron la columna fúnebre, seguidos de la banda Militar que rendía honores, y de los ataúdes, que avanzaron rodeados del público y lamentos” (BAROS, Celia. 2000. Pág. 206). El 21 de junio se realizó el segundo sepelio, en donde se enteraron 125 obreros. Finalmente, el 22 de junio fue el último funeral, en que se enterraron 149 trabajadores.
Las victimas fatales de la tragedia de El Teniente fueron enterradas en el Cementerio N° 1 y en el Cementerio N° 2. Cada tumba fue adornada con una lápida y una cruz blanca, y frente a ellas se hizo un gran muro con placas de bronce donde fueron escritos los nombres de los obreros. La Braden Copper declaró tres días de duelo, paralizando las faenas durante el rescate y las siguientes tres jornadas, para retomar el trabajo el sábado de la misma semana.
10.6 TRAGEDIA DEL HUMO
El suceso más importante que ocurrió durante toda la historia de Sewell fue la Tragedia del Humo, suceso que ocurrió el 19 de junio de 1945 y que cobró la vida de 365 obreros, marcando a varias generaciones, y cambiando trascendentalmente las políticas de la Braden. El campamento nunca volver a ser lo mismo luego de esta tragedia, que conmovió al país y al mundo, impulsando campañas de solidaridad y ayuda para las familias de los obreros muertos.
El recuerdo de esta catástrofe todavía sigue vivo en los sewellinos, constituyendo el punto más sensible y doloroso de la vida en el mineral. A continuación, Rosa Ubilla relata cómo fue el desarrollo del Humo en el campamento: “… Cuando fue la catástrofe del Humo, que fue el 19 de junio de 1945, nosotros estábamos durmiendo y mi mamá nos despertó a todas nuestras hermanas y dijo, a levantarse porque fíjese que han pasado ocho camillas, y nos levantamos y ya no eran ocho. Después eran dieciocho, después eran ochenta, después eran cien, después eran 200, después eran trescientas. Eso también me dejó marcada porque despareció un nivel entero, con un jefe de nombre Ramón Torres y no lo ubicaban. Y este jefe con sus cincuenta o sesenta trabajadores en vez de salir a encontrase con el Humo, le hizo el quite al Humo. Siguió, siguió con su gente y apareció en una parte en las puertas del cerro, y ya era puro cerro y la abrieron y ahí se salvaron…
Hay una parte que dice “los huesos de los muertos pesan más que la carne de los vivos”, y es por eso que después de la catástrofe del Humo, la jefatura se dedicó a poner más ventiladores, poner mascarillas, ventilado total. Si fue que se asfixiaron, no se quemaron. Fue una asfixia que hubo y quiere que le diga una cosa, ese humo era de color amarillo…porque los bigotes de los hombres, los vellos de las fosas nasales y el pelo estaba ligeramente amarillo.
Entonces, después, se arregló mucho la cosa, tomaron muchas medidas de seguridad, hubo un contrato para pura gente egresada de la escuela de mina que había hecho cursos de seguridad, como atender a un recién asfixiado…cambió todo porque fueron 365 vidas y están enterradas aquí en el Cementerio N° 2. Y yo a Dios gracias, no perdí a mi papá, pero voy todos los años a la Romería…
Como éramos cabras ya contábamos las camillas, van cien, van doscientas, van trescientas… nevó cualquier día y el 19 de junio justo dejó de nevar y vino un viento blanco y la gente en las esquinas arrebozadas con frazadas, con charlones, eran llantos, eran gritos y también eran alharidos…”
Luego de la tragedia, “se hizo una colecta nacional e internacional, entonces ahí se juntó mucha plata, mandaron los países de afuera plata…fue muchísima plata con que se compraron los terrenos…de la calle Freire que es una avenida ahora, hasta donde está el terminal ahora, de ahí eran los terrenos de largo de la Alameda y del ancho de la población Alameda a una población que se llama población O´Higgins. Todos esos terrenos los compraron con el fin de hacerles casas a las señoras viudas con sus hijos y resultó que les empezaron a vender los terrenos y les hicieron unas casas pariadas chicas, sin antejardín, con un buen pedazo de sitio hacia adentro, pero no como tenía que haber sido. Era para haberles hecho una tremenda casa con antejardín y entrada de auto…”
Lamentablemente, “la empresa les pagó una miseria, no me acuerdo si eran 1.100 o 1.200 pesos, que recibían mensual las viudas. Entonces una miseria. La gente todos nosotros sufrimos harto y mucho. Los mayores nos quedamos sin educación por lo mismo, tendrían que haber ayudado a la gente, a los hijos, por lo menos a los mayores a educarse, cosa que no hicieron”.
"Tragedia del Humo, Testimonio de una Epoca" (www.areaminera.com/.../Noticias/2002)
El mural del pintor Claudio Goycoolea "Tragedia del humo: testimonio de una época" fue presentado el pasado viernes en el ex Club Social de Sewell. La obra, de grandes dimensiones, será una pieza clave del Museo Minero de Codelco-Chile División El Teniente, iniciativa que prepara el camino para llevar al antiguo campamento minero de Sewell a convertirse en Patrimonio de la Humanidad.
Tragedia en Sewell
("Así lo Vío Zig Zag", 1980)
"La Tragedia del Humo": A 60 años del peor accidente minero en Chile
(Diario El Mercurio, 20 de Junio de 2005)
Eran las 6:30 de la mañana del martes 19 de junio de 1945, una onda polar castigaba a gran parte del país y el frío calaba hondo en los cerca de mil mineros que hace algunas horas habían comenzado sus turnos en los piques subterráneos de El Teniente.
Media hora después, una explosión se oyó a lo lejos. Un incendio se había desatado al interior de una bodega de materiales, junto al pique "Teniente C". Las llamas se propagaron a unos tambores de petróleo que estallaron con facilidad.
A continuación, gruesas columnas de humo empezaron a avanzar por los túneles. Los mineros que se encontraban más cerca del siniestro, lograron escapar entre el humo y el fuego. El resto buscó refugio en los pasillos de seguridad construidos en las galerías o al fondo de los piques.
En ese momento se dio la alarma por vía telefónica interna de la mina, pero ya era demasiado tarde, el denso humo se había propagado y los sistemas de ventilación no funcionaron. Una nube densa impedía la visión y el escape de la gente. Además las salidas de emergencia no estaban correctamente señalizadas, lo que resultó decisivo en las proporciones de la tragedia.
Alrededor de las 20:00 horas el fuego pudo ser controlado, pero el humo inundaba todo y los rescatistas tuvieron que esperar hasta el mediodía del 20 de junio para entrar a los túneles.
Afuera, la voz se corrió rápidamente y casi todos los habitantes de Sewell, el campamento modelo enclavado en la montaña, se habían reunido angustiados, solicitando detalles del siniestro y esperando ver con vida a sus familiares.
Durante tres días los hombres trabajaron sin descanso, pero lamentablemente los esfuerzos fueron infructuosos: 355 mineros yacían sin vida y otros 747 estaban heridos.
Las causas
Los trabajadores no fallecieron producto del fuego, sino asfixiados y envenenados por el monóxido de carbono, que deja inconsciente a las víctimas. A eso se sumó la desesperación que se apoderó de la mayoría.
Un informe elaborado por el Superintendente de la mina en esa época, estableció que la causa más probable del accidente fue el calentamiento de petróleo de un tambor que se habría puesto al fuego para ser procesado. El fondo del tarro habría explotado e incendió el techo, generando una corriente de aire que inundó el lugar de un humo tóxico.
La "tragedia del humo" se convirtió en el accidente más grave de la minería chilena y el más costoso en pérdidas humanas de un yacimiento metálico a nivel mundial.
El funeral fue realmente imponente, convocó en Rancagua desde el Presidente Juan Antonio Ríos al poeta Pablo Neruda. El Gobierno decretó duelo nacional por tres días, el comercio cerró sus puertas, los edificios públicos y las casas particulares izaron banderas a media asta, los teatros suspendieron espectáculos y las escuelas suspendieron sus clases.
Después de una misa celebrada durante la mañana del 20 de junio en Sewell, los primeros ataúdes fueron llevados a la estación de ferrocarril rumbo a Rancagua, pues el campamento carecía de cementerio.
Muchos culparon a la empresa por las causas del siniestro. De hecho, el Congreso promulgó leyes para quitarle atribuciones, provocando la politización de la tragedia.
La compañía, por su parte, le bajó el perfil al accidente, indemnizó económicamente a los familiares de las víctimas y les construyó un poblado en Rancagua, conocido como la Población Las Viudas.
Las lecciones
El impacto que causaron las muertes en la comunidad obligó a innovar e introducir sistemas de seguridad en el trabajo que en ese entonces se practicaban en Estados Unidos y Europa.
A partir de ese momento, la mentalidad y los hábitos de los mineros sufrieron un verdadero cambio. Se instauró el concepto de prevención de riesgos en la gestión y se creó el Departamento de Seguridad Minera que estableció procesos de comunicación directos con todos los trabajadores. Las mejoras fueron tan significativas que El Teniente ganó el premio internacional a la seguridad durante 14 años consecutivos.
Asimismo, la tragedia obligó a reformar varias normas como la Ley de Accidentes del Trabajo, que el Congreso tramitaba hacía varios años.
Tragedia del humo: Fallecidos merecen un lugar virtuoso para el eterno descanso
(www.elrancahuaso.cl, 04-04-2008)
Este accidente se convirtió en el accidente más grave de la minería chilena y el más costoso en pérdidas humanas de un yacimiento metálico a nivel mundial. Sin embargo, su tumba permanece sin el más mínimo recordatorio de la tragedia.
Era de esperar que muchos culparan a la Empresa por las causas de este fatal siniestro. Por ello, el Congreso promulgó leyes para quitarle atribuciones, provocando la politización de esta tragedia. Por supuesto que la Compañía le bajó el perfil al accidente y quiso subsanarlo indemnizando económicamente a los familiares de los fallecidos. Inició este “arreglo” construyéndole una población en la ciudad de Rancagua, hasta hoy muy conocido: Población Las Viudas.
Como gran Empresa, y debido al impacto ocurrido con las recientes muertes, se trazaron proyectos que obligaban a innovar e introducir grandes sistemas de seguridad en el trabajo, sistemas que, por supuesto, tenían real impacto en Estados Unidos y Europa.
Debido a este evidente cambio, se presentó ante los mineros la gran oportunidad de avanzar, a la par, en el tema. Se implantó el concepto, desconocido en esos tiempos, relacionado con la Prevención de Riesgos en la gestión, y se creó el Departamento de Seguridad Minera, significando ello un cambio radical. Esta decisión, en su desarrollo, llevó a la Empresa a ganar el Premio a la Seguridad, ni más ni menos que por 14 años consecutivos. Como consecuencia de esta tragedia, se reformaron varias normas, entre ellas, la ley de Accidentes del Trabajo, que el Congreso se encontraba tramitando desde hacía bastante tiempo.
Todo no podía quedar ahí. Comenzaron a iniciarse procesos judiciales para determinar a los responsables del incendio que originó la tragedia. De la misma forma, el Congreso comenzó una investigación para buscar las responsabilidades que recaían sobre la Empresa Braden Copper Company.
Este accidente marca un hito dentro de la legislación laboral chilena, ya que desde entonces en adelante comenzariá a desarrollarse la moderna legislación sobre higiene industrial y prevención de riesgos. Esta tragedia ha marcado, en forma intensa, a los trabajadores mineros de El Teniente, siendo este accidente recordado habitualmente en las capacitaciones de seguridad realizadas al personal.
Desde el año 1946, cada 19 de junio, el "Sindicato de Trabajadores Sewell Mina" organiza una romería al Cementerio 2 en memoria de los fallecidos, donde concurren, además, los familiares de los fallecidos y representantes de la Administración.
Respecto a este último párrafo, con una situación de vivencias y de recuerdos tan delicada, nace un par de preguntas, muy simples, en la búsqueda de una respuesta real.
1.- Por qué la falta de respeto de los usuarios del Cementerio Nº 2, que no cumple con las normas y principios de obediencia, en el cuidado de algo tan importante, como es el lugar que acoge a gente que se ha ido?
2.- ¿ Por qué solamente el día 19 de junio, día de la romería, se embellece el lugar donde permanecen los restos de estos mineros?
3.- ¿Por qué la Empresa no se preocupa, en parte, de la reparación y mantención de este lugar, en honor a estos mineros que sirvieron a la Empresa?
¿ Habrá cambios después de estas preguntas? Sólo miremos las fotografías sacadas en Marzo de 2008 (Pasto seco, tumbas descuidadas, imágenes rotas, aridez, abandono). Tenemos 2 meses y medio para cambiar el aspecto de la última morada de esta gran cantidad de hombres esforzados, que entregaron su vida en beneficio de la entonces Braden Copper Company y que bien merecen un lugar más meritorio para su descanso final.