TEMPORAL - NAUFRAGIO - VOLCAMIENTO DEL DIQUE, VALPARAISO, 22 DE MAYO DE 1940
(Capitán Hans Peter Jürgens de Alemania, traducido de la
revista "Der Albatros" Nº 48, 2003; por Annie Mehrckens de García, Valparaíso,
marzo de 2004, Cofradía del Cabo de Hornos, www.caphorniers.cl)
El 16 de mayo de 1939 zarpó la "Priwall" de Hamburgo remolcada por el “Simpson”, remolcador de alta mar. Llegaría a ser un viaje sin retorno y una odisea para la mayor parte de los jóvenes tripulantes, la que los llevaría a diversos continentes y a algunos de ellos a años de presidio como prisioneros de guerra.
Este último viaje de la "Priwall" por la ruta
Cabo de Hornos de Este a Oeste, exigiría nuevamente todo el valor y sacrificio
de su tripulación, circunstancias que los marcarían para siempre en sus
recuerdos.
El 21 de julio de 1939 se navegó alrededor del Cabo de
Hornos y después de tres semanas de tormentas y humedad, nieve, frío y
cansancio hasta el agotamiento, se logró superar la región del Cabo de Hornos.
Después de 84 días de viaje fondeó la "Priwall"
en Corral, primer puerto de descarga en el litoral chileno. Aquí se llevaron a
cabo las reparaciones a los daños sufridos por los temporales, para continuar
luego a Talcahuano y Valparaíso.
Se llegó a Valparaíso el 3 de septiembre de 1939, día en
que Inglaterra declaró la guerra a Alemania. Por el momento el barco y su
tripulación estaban a salvo. Al término de los trabajos de descarga se redujo
la tripulación a tres marinos, siendo enviados los demás a los otros barcos
alemanes, prestos a zarpar. Estos marinos tuvieron a su cargo los trabajos de
conservación hasta que el barco fue traspasado a la marina chilena.
Fue un tiempo difícil a pesar de los trabajos de rutina a
realizar, sobre todo por estar en plena Segunda Guerra Mundial y hubo momentos
dramáticos que superar. Entre estos últimos se encuentra el temporal del 21 y 22
de mayo de 1940.
Habíamos
tenido conocimiento de los catastróficos daños que pueden ocasionar los temidos
nortazos, sobre todo en el puerto de Valparaíso. En el cuartel alemán del
puerto se encuentra un monumento en honor a los marinos alemanes que perdieron
su vida durante el nortazo del 12 de julio de 1919. En la ciudad se podían ver
las fotografías que mostraban a las barcas "Petschili" y "John",
que zozobraron, y también a los vapores "Sais" y "Tanis",
durante ese temporal donde murieron tantos marinos.
Al aproximarse un frente de mal tiempo, éste se advertía
y era dado a conocer. Mientras los vapores pueden capear un temporal mar
adentro, los veleros sólo pueden ayudarse con otra ancla, aumentando la
cantidad de las cadenas de fondeo y otras medidas. A uno de estos embates de la
naturaleza nos vimos enfrentados.
La noche del 21 de mayo de 1940 se izó un farol rojo en
el mástil de señalización de la Escuela Naval, lo que advirtió de la proximidad
de un temporal. La señalización lo da a conocer con la puesta de 1 a 3 faroles
rojos, según la fuerza del viento. Los fuertes vientos que suelen soplar en
esta época del año obligaban a tomar medidas de precaución. No existe seguridad
en estos casos, aunque el 21 de mayo sea un día de fiesta nacional. En efecto
en esa fecha se conmemora la epopeya de Iquique y es el día de la Marina de
Chile.
Los tres faroles rojos señalizaron que Valparaíso y otros
puertos de la región serían azotados por un fortísimo temporal ese 21 de mayo.
Barcos surtos en la bahía y aún algunos barcos de cabotaje fondeados detrás del
molo de abrigo salieron a capear el temporal mar adentro. Entre estos barcos se
encontraban también el barco de pasajeros "Grace-Linie" y el italiano
"Conte Grande"; y de las pocas naves aún en la bahía estaban
fondeados la "Priwall", el sueco "San Francisco", el "Apolo",
dos barcos langosteros y dos de cabotaje. Los lanchones y lanchas fondeados en
la rada tampoco tenían posibilidad de evitar el embate del temporal, como era
el caso del dique flotante con el vapor "Chile", que estaba fondeado
al abrigo del molo.
Como la fuerza del viento arreciaba, nos costó esfuerzo
recoger a los tripulantes que estaban con permiso en tierra y traerlos en botes
salvavidas a bordo. Se habían tomado todas las medidas necesarias en este caso
(ancla de respeto, etc.). La fuerza del viento seguía en aumento y el mar muy
agitado. Durante la noche muchos faluchos y lanchones rompieron sus amarras y
fueron destrozados en el roquerío costero. La "San
Francisco" empezó a garrear y se hallaba entre los faluchos que aún
flotaban, los que le destrozaron la popa. El pequeño vapor "Apolo",
fondeado, se defendió con toda la fuerza de sus máquinas y logró salir ileso.
Fuera de la bahía se hallaba el acorazado "Almirante
Latorre", nave que empezó a garrear, no resistiendo sus anclas. Todos los
esfuerzos hechos por los remolcadores de la Armada no pudieron evitar que este
coloso de 28.000 toneladas retrocediera y se acercara cada vez más al dique
flotante. El "Latorre" pudo ser puesto al abrigo del molo después de difíciles
maniobras. Los destructores chilenos que se encontraban al abrigo del molo
tuvieron que salir, pues ya no podían mantenerse allí.
A 50 metros del dique se hallaba un langostero con el que
colisionó el "Latorre". La pequeña embarcación fue alcanzada contra
el dique y se hundió. Todos los esfuerzos hechos por la tripulación para evitar
una catástrofe fueron en vano. Pocos minutos más tarde la gran nave chocó con
el dique al que le produjo una avería y el que empezó a hundirse. Poco a poco
se fue de costado y las amarras del vapor "Chile" en el dique se
rompieron y con gran ruido el barco se fue de costado hundiéndose con el dique.
La
"Priwall" también empezó a garrear, pero a medida que disminuía la
profundidad en que estaba fondeada, las anclas aguantaron el embate del oleaje.
Al amanecer llegó al máximo la furia del viento
(temporal), cuya fuerza arremetía contra la arboladura del velero, pero este
resistió bien y también las cadenas de anclaje a pesar del aumento del oleaje.
El vapor "Palena" tuvo menos suerte, pues sufrió el rompimiento de
las cadenas de las anclas y al fin fue lanzado contra la costa, donde encalló.
Una de las fuertes marejadas hizo que resbalara del roquerío y desapareció.
Algunos despojos fueron lanzados a tierra.
En estado irreconocible quedó la generalmente tranquila
rada de Valparaíso. El mar estaba lleno de restos de naufragios, todo causado
por el temporal. Parecía que el nortazo se hallaba satisfecho de los destrozos
causados, pues después de pocas horas sólo soplaba una suave brisa. En la tarde
fue posible arriar nuestros botes para colaborar con el rescate de los despojos
que flotaban en el puerto. También pudimos darnos cuenta con qué furia había obrado
el nortazo detrás del molo. Cada embarcación había sufrido daños y el borde
costero tenía un aspecto desolador.
PRIWALL
LATORRE
("Los Diques Flotantes de Valparaíso", Carlos Martin Fritz)
(Revista "Mar", Liga Marítima de Chile, LIGAMAR, N.171, 1985)
(Revista "En Viaje" de Ferrocarriles del Estado, N.80, junio de 1940)