TRAGEDIA EN CARRERAS DE AUTOS, MUERTE DEL PILOTO SERGIO SANTANDER BENAVENTE, 
LAS VIZCACHAS, SANTIAGO, 26 DE SEPTIEMBRE DE 1987



Una de sus últimas fotografías, previa a su última carrera.
Momentos antes a la carrera Santander le había dicho a Carlos Capurro "Soy campeón o me mato...". El último accidente fatal en Las Vizcachas había acontecido en 1976. En la carrera final de la temporada 1987 de F-3, se descubrió un monolito en su memoria en el circuito de las Vizcachas en el que se leen las palabras de Juan Manuel Fangio: "Los cobardes ven la muerte muchas veces, los valientes una sola vez." 


SERGIO SANTANDER BENAVENTE (5 de Marzo 1954 - 26 de Septiembre 1987)

Comenzó a correr en 1972, en la ciudad de Arica, conduciendo un Austin Mini. Incluso ganó las "6 horas Andinas" junto a su padre Sergio Santander Fantini y a Gerardo Carreño. Luego pasó al Karting siendo vicecampeón nacional en el año 1976. El siguiente paso lógico fue competir en la Fórmula Cuatro, debutando en 1977 y destacando con buenas actuaciones, que le llevaron a obtener el vicecampeonato de 1978. Además acompañó a Eliseo Salazar en su viaje a Argentina cuando ambos fueron becados.

Santander siempre tuvo sus metas fuera de Chile, aunque consideraba que no tenía tiempo para desperdiciarlo en autos que no le permitieran pelear por los primeros lugares y deseaba hacer un paso rápido por la Fórmula 3 Europea, antes de cumplir el lejano sueño de la Fórmula Uno.

"Desde que comencé a correr me hice el propósito de pulirme, estudiar y andar lo más rápido posible. Creo que he llegado a un nivel en que ando o me devuelvo mejor, inclusive más allá de lo que da mi auto. Por este motivo necesito de algo superior."

En 1979 fue vicecampeón del campeonato nacional de F-4 siendo parte del debutante Viceroy Racing Team, un año después consiguió el cuarto lugar en el torneo y en 1981 finalmente obtiene el ansiado título nacional de la categoría en su retorno al equipo Viceroy. Además aquella temporada alterna en la categoría Standar Nacional compitiendo con un Renault Fuego. En 1982 defendería a la escudería oficial Renault tanto en Fórmula 4 como en la serie Potenciados 2000, en la que obtendría el campeonato. Ese mismo año incursiona también en las dos pruebas de la naciente F-2 Codasur, logrando mostrar algo de sus cualidades conductivas, lo que le vale poder competir en 1983 para el equipo de Osvaldo Antelo, al mando de un Berta Renault. Aunque sin mucha fortuna dados los continuos problemas mecánicos de su coche.

"En todas las carreras he ralizado buenas presentaciones, pero la mala suerte y un poco mi temperamento me han llevado a abandonar".

Pronto abandona la categoría sin lograr concluír la temporada, refugiándose a su regreso nuevamente en la F-4 y en Potenciados 2000.

"Yo siempre voy a la pelea, no especulo en nada. Tampoco me dejo pasar a llevar por nadie. Dicen que soy medio loco, pero eso no es cierto." "El automovilismo es mi carrera, mi futuro, todo".

Llegado el año 1984 se ofrecía un categoría renovada, la F-3 Nacional, Santander se incorporó a mitad de temporada pilotando un chasis Vesa y volvió a conocer el triunfo en una competencia de monoplazas imponiéndose a Juan Carlos Ridolfi en Las Vizcachas. Con intermitencias se dejó ver en la máxima categoría del país, hasta 1987, cuando se integró de manera permanente al equipo J&B Whisky. Siempre se había mostrado y era reconocido como un piloto vehemente, agresivo y rápido al volante, aquel año tenía un auto ganador. La categoría había crecido mucho en atractivo para el público, pero se habían descuidado aspectos de seguridad para los pilotos principalmente.

Santander marchaba como líder de un disputado campeonato, cuando el 26 de Septiembre se llevó a cabo la 8ª fecha en el tradicional circuito de Las Vizcachas, las velocidades que se desarrollaban habían crecido y los pilotos no regalaban nada en la pista. Santander sostenía un duelo con Gonzalo Alcalde por el tercer lugar, ambos llegan a la recta emparejados a más de 192 k/h, en esa lucha los coches se tocan y se salen de pista estrellándose contra un muro, de inmediato asistentes y demás pilotos se detienen y corren a rescatar a los accidentados, el más comprometido era Sergio Santander. Tras los denodados intentos, mezclados con la desesperación del tumulto, se logra sacar de entre los fierros a Santander, siendo trasladado en helicóptero a la clínica Las Condes. Alcalde permanecía en estado grave, por su parte Santander llegó con un paro cardíaco, prácticamente sin posibilidades de sobrevivir.

(www.sautos.cl/noticias/2287/pilotos-nacionales-recuerdan-la-figura-de-sergio-santander-a-25-anos-de-su-muerte#ad-image-0 "S" DEPORTES)




 

(Museo Formula 1 GP de WAC, http://museof-1.blogspot.co.at/2009/10/en-memoria-de.html)


VIVIR Y MORIR EN LAS VIZCACHAS

En 41 años de vida, el autódromo vio de todo: héroes, tragedias y un sinnúmero de hazañas deportivas.Se presentan cuatro historias de deportistas marcados para siempre por el circuito que el domingo pasado bajó el telón.

Rodrigo Fluxá N.

Con 33 años cumplidos, Sergio Santander Benavente sabía que jamás lograría lo que su padre, Sergio Santander Fantini, quería de él: que se convirtiera en el primer chileno de la historia en competir en la Fórmula Uno, cuestión que, a decir verdad, jamás estuvo ni cerca de ocurrir.

Quienes lo conocieron aseguran que Santander hijo estaba bastante desorientado con su vida ese 1987. Las únicas certezas que tenía eran su mujer, la impactante Verónica Saba, y un hijo de tres años. "Su señora quería que lo convenciéramos de que dejara las carreras", recuerda Pietro Morales, mano derecha de Santander y última persona que habló con él ese 27 de septiembre. "Estaba tranquilo. Me acuerdo que me dijo algo del pago para la inscripción de la carrera. Ojala hubiésemos hablado de otra cosa, algo más importante".

Santander era puntero del campeonato de la F-3 cuando, en la recta principal, se enganchó con Gonzalo Alcalde antes de la meta y se fueron contra el muro de contención, que terminó llevándose la vida del piloto.

Fue la tarde más mediática de Las Vizcachas. Televisión Nacional transmitía en directo a la hora del accidente, con Pedro Carcuro emplazado al borde la pista: "Yo estuve en la muerte de Villeneuve y te puedo decir que esto fue peor. Más dramático. Pese a que no murió de inmediato, la gente se dio cuenta de que no sobreviviría", recuerda Carcuro.

Santander padre, quien años después protagonizó un escándalo de compra de votos del Comité Olímpico Internacional, jamás superó el duelo.

"Fue tremendo. Era amigo personal de Sergio", cuenta Guiseppe Bacigalupo, piloto que estuvo en la carrera. "Fue impactante. Una tarde que marcó a todos, porque sabíamos que existían riesgos, pero nadie creía que pasaría algo así... hasta que pasó".

Bacigalupo creció de la mano con Las Vizcachas: corrió 30 años en el circuito. Su debut debía ser el 25 de julio de 1975, en una categoría menor, pero tuvo que posponerse.

Por esos años, Eduardo Kovacs era el hombre fuerte del automovilismo chileno. "Lo admiraba mucho. Ganó la F-2 años antes y ahí decidí que quería ser piloto. No era espectacular, pero era muy pulcro. Como Alain Prost", recuerda Eliseo Salazar.

Con Las Vizcachas repleto, se disputaba una fecha de los populares Mini Cooper, y Kovacs estaba anotado.

No se podía andar en la zona de pits de tanta gente que había. Los choripanes que vendía Humberto Celesta atraían multitudes.

De nuevo en la recta se toparon Kovacs y Roberto Gómez Barrios. Ambos se despistaron, ocasionando el peor desastre que recuerde el autódromo en sus 41 años de vida. "Fue muy dramático, pasaron a llevar a toda la gente que en ese tiempo se ponía al lado de la pista. Y lo peor y más chocante para los pilotos es que iban atropellando gente conocida para ellos: familiares y amigos", rememora Iván Silva, piloto y uno de los fundadores de las pista.

Hubo siete víctimas fatales. Luis Alberto Gasc era subjefe de deportes de Las Últimas Noticias y estaba reporteando la carrera. El medio local sintió el golpe: esa tarde se suspendieron todas las transmisiones del fútbol en señal de duelo.

Jaime Vergara hijo, destacado motocrosista y hermano de un piloto, también dejó su vida en la pista.

Otros vivieron, pero quedaron marcados para siempre, como Luis Campos, padre de otro volante, que perdió un brazo.

Historias de todo tipo regaló esa tarde. Como la del obrero que estuvo entre las víctimas fatales sólo porque se había encontrado fortuitamente una credencial que le permitió acceder a la zona de pits. Otros, como el propio Morales, lo relató a la inversa: estaba el la zona del atropello masivo, pero a última hora cambió de lugar.

A Kovacs el accidente le costó su carrera como piloto y también la paz mental. Fue apuntado injustamente como el responsable de la tragedia, sin considerar que fue una situación de carrera. Como sea, el piloto viñamarino nunca pudo sacudirse la culpa y lleva 31 años de mutismo absoluto respecto de la tarde que marcó su vida para siempre.

"Yo le escribí una carta de ánimo, porque sabía que estaba muy afectado", revela Salazar.

Luego de eso, la actividad en Las Vizcachas se suspendió por un año y redebutó con una nueva muralla de contención, la misma que doce años después mató a Santander.

Kovacs intentó volver, pero fue inútil: las entrañas no lo dejaron. Dejó el pilotaje y se dedicó a la venta de autos. Hoy vive en Valparaíso.

El retiro de Kovacs de la actividad dejó un vacío que se llenó de a poco. Manuel Comandari era uno de los candidatos. Piloto joven para la época -apenas superaba los treinta años-, era hijo de una familia bastante acomodada que lo ayudó a costear su hobbie, sin perjuicio de que su padre jamás lo aprobara del todo.

Era correcto al volante, pero las ventajas las sacaba con sus conocimientos mecánicos y su poder adquisitivo: una vez viajó especialmente a Buenos Aires para comprarse un bólido.

Abogado de profesión, le quitaba mucho tiempo a su trabajo para entregárselo a las carreras. "No dormía hasta que estuviera todo listo para el otro día. Jamás se perdía una competición. Era un fanático de los autos, pero nunca fuera de la pista. Era muy centrado y no corría en la calle", asegura su hermana María Elena.

El 14 de agosto de 1978, domingo, era día de carreras. Organizaba Colo Colo. Todo transcurrió según lo previsto: cerca de las seis de la tarde terminó la programación y la gente iniciaba el largo regreso desde Puente Alto a Santiago.

Un grupo, sin embargo, decidió alargar la jornada al calor de un asado. Comandari, relajado tras la competencia, se les unió. Justo a la hora de atardecer, su amigo Jorge Mackay -quien en julio de 1971 había sido protagonista de un accidente que le costó la vida a seis personas en la carretera por evitar atropellar a un perro-, le pidió que fueran a comprar cigarros y aprovecharan de probar, en la pista, un Daihatsu recién llegado al país.

Comandari se negó varias veces, pero terminó cediendo a la insistencia de su amigo. La cosa terminó pésimo: MacKay perdió el control del auto en una curva y su copiloto salió volando, azotándose sobre el asfalto. Murió minutos después.

Comandari fue el primer deportista fallecido en la pista. Y dolió, porque estuvo en ella desde el principio: en la grilla de largada del 26 de noviembre de 1967 aparece su nombre.

Esa tarde todos fueron a ver a Boris Garafulic, quien cinco años antes de eso, "El Maestro", como le apodaban, se había ganado ya su lugar en la historia del deporte chileno. En un Volvo preparado a pulso salió primero en su categoría y segundo en la general del Gran Premio de Argentina, una carrera de largo aliento y de varios días por el vecino país, que generaba interés a nivel mundial.

De hecho, Mercedes Benz envió un equipo oficial desde Alemania, con la sueca Ewy Rosqvist al volante, que se adjudicó el evento.

La recepción de Garafulic en Santiago fue apoteósica. La Universidad Católica le hizo un homenaje en el entretiempo de un partido en el estadio de Independencia. Lo pasearon, muy a su disgusto, en un descapotable por la pista de atletismo. Silva iba al volante: "Me fue puteando todo el trayecto. Estaba muerto de vergüenza y me decía que acelerara. Tuve hasta que derrapar. La gente no entendía nada".

La anécdota retrata a Garafulic de maravillas. Un caballero -empezó a correr pasados los cuarenta- que le gustaban los autos, pero no todo el espectáculo que los rodeaba. "Era muy introvertido y modesto pese a todo lo que ganó", cuenta el escritor y empresario Rodrigo Velasco, amigo de la familia.

La inauguración de Las Vizcachas no pudo venirle mejor. De hecho, se mantuvo invicto durante tres años en la pista, aun cuando le traían a los campeones argentinos de turismo carretera Carlos Pairetti, Jorge Cupeiro y Carmelo Galvatto, todos con sus monstruosos bólidos.

En esos tres años, Garafulic construyó su leyenda a bordo de un Ford Falcon. Se transformó en el primer ídolo de Vizcachas.

Los argentinos, que en un comienzo venían en plan diversión, comenzaron a incomodarse con la supremacía. Perdían, además, el dinero de los premios, que iba directo al bolsillo de Garafulic. El invicto cayó el 22 de diciembre de 1969. Pairetti -que al año siguiente corrió Indianápolis- ganó la carrera, en parte gracias a que su compatriota Galvato le cerró el camino durante toda la prueba al ídolo local.

Garafulic corrió muy pocas veces más y para 1970 estaba virtualmente retirado. La victoria de Salvador Allende en la urnas frenó el impulso de la época dorada del automovilismo en Chile: todos los inversores eran de derecha.

El "Maestro" no volvió casi nunca más a Las Vizcachas. Pasó mucho tiempo leyendo y regaló todos los trofeos que ganó manejando. El año pasado, con 79 primaveras a cuestas, se trasladó a vivir a Zapallar, donde gente se preocupa de su estado de salud, algo delicado últimamente. Él, mientras, gasta sus días mirando el mar.

Desgracia familiar

El hermano de Manuel Comandari, Javier, también fue piloto. Pero él falleció en un accidente aéreo en el sur del país.

EL 25 DE JULIO DE 1975, se toparon los bólidos de Kovacs y Gómez, y embistieron a los espectadores apostados al lado de la pista. Fue la mayor tragedia en los 41 años de Las Vizcachas: hubo 7 muertos.

(Diario El Mercurio, 18 de Diciembre de 2006 http://diario.elmercurio.com/detalle/index.asp?id={e7dad434-2590-415b-b113-41e6c1a5f2db} )